El presidente de México saludó durante unos pocos segundos, en una gesto de humanismo que le honra, a una mujer de 92 años de edad —la mamá de El Chapo Guzman, sí, pero ¿ella es culpable de lo que ha hecho su hijo?

El saludo se dio en Badiraguato, Sinaloa, a donde acudió Andrés Manuel López Obrador porque urge desarrollar esa zona que ha sido cuna de narcotraficantes.

De inmediato se generó un escándalo en redes sociales de internet y en medios tradicionales de comunicación.

Se criticó bastante al presidente AMLO porque a muchas personas no les pareció correcto que él se acercara a una persona tan cercana al más conocido de los delincuentes mexicanos.

Hasta ahí, pasan los cuestionamientos —aunque sean mucho pasar, ya que doña María Consuelo Loera Pérez no ha sido acusada de nada indebido y, desde luego, resulte perfectamente comprensible que ella busque al gobernante de México para intentar ver a su hijo —preso en Estados Unidos— al menos una vez más.

Lo que de plano resultó un exceso fue lo realizado por Felipe Calderón y sus seguidores: decir que Andrés Manuel López Obrador, antes de saludar a la mamá de El Chapo, comió con un hermano del capo del narcotráfico.

La mentira fue aclarada en Twitter por Beatriz Gutiérrez Müller y en la mañanera de hoy Andrés Manuel se preguntó si Calderón iba a ser capaz de disculparse en esa red social.

Media hora después de que AMLO preguntara por la disculpa de Calderón, este tipo no había tenido la decencia de hacerlo. De hecho, debió disculparse desde ayer mismo cuando se le desmintió. No lo hizo: no es un hombre decente, por cierto él sí ligado profesional y políticamente a alguien acusado de colaborar con el narco, su colaborador estrella durante seis años, Genaro García Luna.