Presidente historiador que sabe ver el futuro

‘Un historiador es un profeta al revés’, dijo José Ortega y Gasset. Para George Gordon Byron, ‘el mejor profeta del futuro es el pasado’.

Pregunta: ¿Por qué pudo el presidente López Obrador profetizar con tanta precesión, hace seis meses, que los países más ricos acapararían las vacunas anticovid?

Respuesta: Porque Andrés Manuel, tal como lo llamó Enrique Krauze, es un presidente historiador. Sabe, entonces, que las naciones poderosas siempre han actuado con egoísmo. Jamás han sido solidarias con las sociedades pobres.

En un contexto tan complejo, el gobierno encabezado por López Obrador ha hecho un gran esfuerzo y, a pesar de tantas dificultades, ha adquirido ya vacunas suficientes para toda la población mexicana.

Pero tardarán en llegar y, por lo tanto, no se inmunizará a toda la gente en México este año. Tal vez ni siquiera se podrá vacunar a la mayoría en los meses que faltan para que acabe el 2021. El objetivo se cumplirá, en el mejor de los casos, bien entrado el 2022. Seamos realistas y aceptemos las cosas como son

La hazaña de inmunizar a todos en 2021 solo podrán lograrla —y con dificultades— naciones pequeñas y ricas, como Israel, o verdaderas potencias, como Estados Unidos y Alemania. El resto de los países desarrollados no llegará a la meta antes del próximo mes de febrero.

¿Qué hacer en México?

Los cubrebocas y los historiadores

Un aspecto realmente admirable de la personalidad de Andrés Manuel es que le interesa más su lugar en la historia que ejercer el poder. Esto último lo ve como un simple, aunque necesario instrumento para trascender. Sabe que si hace lo correcto, la transformación que está intentando de las estructuras políticas y económicas de México será reconocida en el futuro. Lo ha dicho: quiere pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de nuestro país. No dudo que se saldrá con la suya. Tiene todo para lograrlo: inteligencia, popularidad, colaboradores leales y una compañera excepcional que lo aconseja con sabiduría, Beatriz Gutiérrez Müller.

Exactamente así, como el mejor presidente de México, será recordado Andrés Manuel si tiene éxito en sus proyectos, es decir, si sus grandes obras de infraestructura se terminan a tiempo y son útiles, lo que no dudo; si consigue sacar de la pobreza a millones de personas, su principal misión; si puede crear una economía más competitiva e innovadora, lo que será posible si no cede en el combate a la impunidad empresarial.

Pero me preocupa, y al presidente de México debería preocuparle, que pase a la historia por no haber hecho algo de lo más sencillo: promover el uso del cubrebocas en la peor pandemia.

Todavía puede corregir. Y es que hay covid para rato. Ni hablar, como se ha visto, el proceso de inmunización marcha a paso muy lento inclusive en las sociedades que acapararon las vacunas.

Por cierto, si los ricos agandallaron las vacunas, no lo han hecho con los cubrebocas o mascarillas.

¿Por qué la reiterada negativa a usar la mascarilla, querido Andrés Manuel? ¿Beatriz, por qué en la foto que aquí presento eres la única sin cubrebocas? ¿No crees, señora Gutierrez Müller, que una mujer tan inteligente, respetada, querida, conocida y carismática como tú debería dar el ejemplo?

¿Y tú, Andrés Manuel, no piensas que si usaras el cubrebocas tu liderazgo y tu popularidad innegables convencerían a muchos de jamás quitarse esa sencilla telilla con dos ligas para fijarla al rostro que, como es bien sabido, sí es eficaz contra el coronavirus?

Todavía hay tiempo para cambiar esa actitud. Porque la pandemia no acabará pronto. El cambio podría simple y sencillamente atribuirse a solidaridad con una mujer ciento por ciento leal a AMLO, la señora Claudia Sheinbaum, quien tanto ha promovido el uso de la mascarilla en la Ciudad de México.

Presidente López Obrador: trabajas incansablemente, sin duda mereces ser considerado uno de los mejores gobernantes de la historia de México, como es tu legítima ambición. No permitas, entonces, que el rechazo a usar algo tan básico como el cubrebocas oculte todo lo bueno que ha hecho tu gobierno. Te invito a la reflexión, señor presidente. Porque existe la posibilidad de que los historiadores se confundan cuando evalúen tu desempeño y pierdan de vista lo importante distraídos porque pocas veces se te vio con la mascarilla.

Los mejores 20 vinos ‘no caros’ del New York Times

El experto en vinos del diario más influyente del mundo, Eric Asimov, ha refutado la teoría de Jorge Mendoza, principal colaborador de Ricardo Salinas Pliego en TV Azteca.

Hace años, tal vez en 1995, el señor Mendoza me dio una lección acerca de los buenos vinos: “No batalles, no te equivocas si pides en los restaurantes vinos de mínimo mil pesos”.

¿Es Jorge Mendoza un sumiller? Seguramente, sí; al menos pasó por un curso en París para entender de vinos bebibles. Respetando su autoridad en la materia, he seguido al pie de la letra su recomendación: cuando el presupuesto lo permite, pedir vinos de mil pesos en los restaurantes. Pero ahora veo que he tirado mi dinero por hacerle caso. Me ha realmente deprimido haber leído la lista de los mejores 20 vinos de menos de 20 dólares (unos 400 pesos mexicanos) del experto del New York Times.

Según Eric Asimov, es absurdo —y una derroche de recursos—seguir los consejos de Jorge Mendoza. Dice el crítico del diario estadounidense que no es necesario gastar cantidades exorbitantes, lo único que hace falta es saber elegir las botellas adecuadas.

¿Por qué nadie me lo dijo antes? Muchos tuiteros han dialogado conmigo acerca de vinos, pero ninguno pudo argumentar que los de menos de 400 pesos tienen calidad. En fin.

Estos son los mejores vinos de menos de 20 dólares:

1.- Artomaña Arabako Txakolina Xarmant 2019, de España.

2.- Alkoomi Frankland River Black Label Riesling 2018, de Australia.

3.- Vino Tinto de Mesa Maître de Chai Clements Hills 2018, de Estados Unidos.

4.- Odoardi Calabria Vino Rosso 1480 L’Inizio 2015, de Italia.

5.- Cacique Maravilla Pipeño País 2019, de Chile.

6.- Feudo Montoni Sicilia Catarratto Masso 2018, de Italia.

7.- Patrick Jasmin Collines Rhodaniennes La Chevalière 2016, de Francia.

8.- Argatia Macedonia Haroula 2017, Grecia.

9.- Ver Sacrum Valle de Uco GSM 2018, Argentina.

10.- Weszeli Kamptal Langenlois Grüner Veltliner 2019, Austria.

11.- Domaine Tatsis Macedonia Limnio 2018, Grecia.

12.- Château de Villeneuve Saumur Champigny 2018, Francia.

13.- Fattoria San Lorenzo Marche Bianco by Gino 2019, Italia.

14.- Haarmeyer Clarksburg St. Rey Chenin Blanc Sutter Ranch Vineyard 2019, Estados Unidos.

15.- Grosjean Vallée d'Aoste Torrette 2019, Italia.

16.- Cascina Fontana Dolcetto d'Alba 2019, Italia.

17.- Elizabeth Spencer Mendocino Sauvignon Blanc Special Cuvée 2019, Estados Unidos.

18.- Von Winning Pfalz Riesling Winnings 2018, Alemania.

19.- Casa de Saima Bairrada Baga Tonel 10 2018, Portugal.

20.- Toro Albalá Montilla-Moriles Eléctrico Fino del Lagar Saca de Primavera NV 500 mililitros, España.

No hay vinos mexicanos en la lista, no por malos, sino por caros. Algo tendrá que hacerse para que moderen sus precios los productores nacionales. Sobran en nuestros restaurantes, supermercados y tiendas especializadas vinos extranjeros de buena calidad mucho más baratos que los de Valle de Guadalupe, Parras o las otras regiones vitivinícolas.

Los chocolates, el Osito Bimbo y las montañas

“Siempre me intrigan los vinos del Valle de Aosta”, dijo Eric Asimov en el reportaje del New York Times.

La mención de ese lugar me hizo recordar una transmisión televisiva de hace dos o tres años del Giro d’Italia. Una de las etapas pasó por el Valle de Aosta, región italiana vecina de Francia y Suiza. Cuando la cámara de un helicóptero mostró al Monte Cervino, los comentaristas se olvidaron de la carrera y nos informaron a los televidentes que esa montaña en Suiza se llama Matterhorn. Alguno de ellos inclusive recordó la etimología del nombre alemán, y creo que admitió haberla tomado de Wikipedia: Matterhorn surge de las palabras matte (‘prado’) y horn (‘cuerno’). Supongo, o eso he leído, que el nombre italiano, Cervino, tiene que ver de alguna manera con ‘ciervo’, pero realmente no lo sé.

El hecho a destacar es que una marca chocolatera global, Toblerone, tomó la forma y la imagen del Monte Cervino o Matterhorn no solo para su logo, sino para el diseño de sus productos.

La marca Toblerone pertenece o es distribuida por Mondelēz, una de las cinco empresas que acaparan el chocolate en el mundo; las otras son Mars, Nestlé, Ferrero y Hershey. Ninguna es mexicana. De hecho, si ampliamos la lista a las 10 las principales chocolateras, solo hay una latinoamericana, Arcor, de Argentina.

Tristemente, las compañías mexicanas en este sector, como en muchos otros, brillan por su irrelevancia. Una verdadera pena ya que el chocolate tiene su origen en México.

Bimbo, uno de los líderes mundiales en la industria del pan, podría tal vez participar con fuerza en el mercado del chocolate. Potencia creativa para desarrollar marcas le sobra. Pero…

Bimbo y otras empresas que han creado logos simpáticos que han tenido éxito en el mercado mexicano y aun en el extranjero, han tenido que mutilarlos por decisión del gobierno de México. La Norma Oficial Mexicana NOM-051 prohíbe que los empaques de alimentos presenten caricaturas o animalitos atractivos para los menores de edad.

¿Eso en serio combatirá la obesidad infantil, que tiene múltiples causas? No lo creo. Se trata, en mi opinión, de una mala decisión burocrática que va contra la mercadotecnia en particular y en general contra la economía.

Me pregunto, ¿así como nadie en los Alpes dijo nada cuando porque Toblerone tomó para su mercadotecnia la imagen y hasta la forma del Monte Cervino o Matterhorn, la NOM-051 permitiría que alguien lanzara un producto de consumo, digamos un chocolate, con la Mujer Dormida, el Popo o inclusive el bellísimo Cerro de la Silla?

Creo que no estamos para ponernos tan requisitosos con las empresas. Se necesitan empleos y no se promueven al censurar al Osito Bimbo, a Pancho Pantera o al Tigre Toño. ¿Dónde quedaron las libertades que tanto defiende el presidente de México?

La solución al problema, gravísimo, de la obesidad infantil deberá recorrer otros caminos, que empiezan por la educación. Comemos de más en México y comemos mal. La torta de tamal, llamada Guajolota, que varias veces ha sido mencionada en la mañanera, y que una vez comieron en público —se les fotografió— el secretario y el subsecretario de Salud, Jorge Alcocer Varela y Hugo López-Gatell, respectivamente, daña más que los Gansitos. Y como la Guajolota, mucho de lo que se come en la calle o en la casa porque, simple y sencillamente, la gente no ha sido educada para alimentarse como es debido.

Y, por cierto —ojalá el presidente AMLO lo entienda—, contra la obesidad vale más la pena promover el ciclismo deportivo o como transporte en la ciudad, que el beisbol, donde los peloteros se mueven más bien poquito.