“Ya se peleó (AMLO) con los gringos”, dice Raymundo Riva Palacio en El Financiero.

El director de ese diario, Enrique Quintana, ironiza en su artículo: “finalmente, Biden duerme tranquilo” porque ya recibió la felicitación de López Obrador. El principal directivo del diario de Manuel Arroyo añade que el presidente López Obrador no fue amistoso con el presidente Biden al advertirle que los mexicanos “tenemos la certeza” de que el nuevo gobernante de aquel país seguirá respetando los principios de la no intervención y la autodeterminación de los pueblos.

Más o menos lo mismo que Quintana expresa en su columna de Excélsior el director de ese periódico, Pascal Beltrán del Río.

Arturo Sarukhán, quien fue embajador de México en Estados Unidos en el sexenio de Felipe Calderón, calificó la carta de AMLO a Biden de “predecible y miope”.

Hay en la prensa muchos otros comentarios parecidos a los anteriores.

Veamos las cosas sin amarillismo

¿Está condenada al desastre la relación de los presidentes Biden y López Obrador? No lo creo.

En SDP Noticias el analista Javier Treviño narra lo que ocurrió entre los dos países hace 28 años:

Carlos Salinas de Gortari era el presidente de México y Gustavo Petricioli el embajador en Estados Unidos.

√ Gustavo Petricioli en ese tiempo —como hoy la todavía embajadora Martha Bárcena — tenía una relación directa con el presidente de México. Es decir, Petricioli no necesitaba del entonces canciller Solana para comunicarse con Salinas. En la actualidad la embajadora Bárcena no ha necesitado del canciller Ebrard para hablar con AMLO.

√ La relación de Petricioli con Salinas “hacía enfurecer al canciller Fernando Solana y a sus colaboradores de la Secretaría de Relaciones Exteriores”.

√ La relación de Bárcena con Andrés Manuel enfureció al canciller Marcelo Ebrard y a sus colaboradores de la SRE.

√ “Los ciclos de la historia nunca nos dejarán en paz. La situación de entonces no fue muy diferente a la que vivimos en 2020”.

√ “El presidente de México no quería alterar su relación con el presidente de Estados Unidos. Había logrado la negociación de un tratado de libre comercio, clave para la economía mexicana”.

√ “1992 era año electoral y el presidente Bush, candidato republicano, perdía terreno en su campaña de reelección frente al candidato demócrata Bill Clinton”.

√ “El presidente Salinas aceptó la invitación de Bush para reunirse en julio, justo cuando los demócratas estaban eligiendo a su candidato. Los medios interpretaron que Salinas se la estaba jugando con Bush”.

√ Perdió Bush, a quien se suponía que Salinas había favorecido.

El ganador, Clinton, a pesar de que se pensaba estaba molesto con Salinas —y quizá tal era la situación—, no hizo nada por perjudicar la relación de su país con México.

√ Dado que Bush aceptó rápidamente su derrota, “Salinas fue el primer presidente extranjero que conversó telefónicamente con Clinton tras conocerse su triunfo en las elecciones del 3 de noviembre de 1992”.

√ También, “Carlos Salinas fue el primer jefe de Estado extranjero que se reunió a solas con el presidente electo Bill Clinton” en San Antonio.

√ “Gustavo Petricioli presentó su renuncia al presidente Salinas en enero de 1993 a fin de que el gobierno de México tuviera una nueva cara en Washington para organizar la relación bilateral ante un nuevo gobierno. Eso es lo normal”.

√ “No debemos sorprendernos que la embajadora Bárcenas anuncie que se jubilará”.

Similitudes entre 1992 y 2020

√ Sin duda, Salinas en 1992 como López Obrador en 2020 dieron la impresión de apoyar a los candidatos derrotados en Estados Unidos (Bush y Trump).

√ Sin duda, el embajador en 1992 y la embajadora en 2020 se caracterizaron por una relación directa con sus presidentes (Gustavo Petricioli con Carlos Salinas y Martha Bárcena con Andrés Manuel López Obrador).

√ Sin duda, el embajador Petricioli enfureció al canciller Solana y la embajadora Bárcena al canciller Ebrard.

√ Sin duda, era mejor el trabajo de Petricioli que el de Solana y el de Bárcena mucho mejor que el de Ebrard.

√ Sin duda, Petricioli a pesar de que Salinas parecía jugársela con los republicanos, mantuvo buena relación con los demócratas; y Bárcena hizo lo mismo, ya que a pesar de que AMLO parecía estar del lado de Trump, mantuvo contactos importantes con el equipo de Biden.

√ Sin duda, tanto como Petricioli como Bárcena renunciaron con dignidad y patrotismo para dejar en libertad a sus presidentes (Salinas y López Obrador) de reestructurar las relaciones con Estados Unidos.

Diferencias entre 1992 y 2020

√ Aunque fue muy buen embajador, no hubo mayores manifestaciones en los medios mexicanos lamentando la renuncia de Gustavo Petricioli a la embajada en Estados Unidos. Ahora es unánime el reconocimiento en nuestro país al trabajo de Martha Bárcena, quien lo ha hecho mejor que nadie como representante del pueblo mexicano en la vecina nación.

√ En 1992 fue muy sencillo para Salinas felicitar al ganador de las elecciones en Estados Unidos, ya que Bush reconoció de inmediato su derrota. En 2020 las cosas no resultaron tan sencillas para AMLO, ya que el perdedor, Trump, se negó a reconocer que Biden había ganado; de hecho, sigue sin admitirlo.

√ Para Javier Treviño, ahora mismo urge que el canciller Ebrard mueva “todos los resortes necesarios para concertar una reunión presencial entre AMLO y Biden antes del 20 de enero”; sí, como la que tuvo Salinas con Clinton antes de que este tomara posesión.

Creo que hace 28 años aquello era mucho más sencillo que en la actualidad, en primer lugar porque Biden durante un mes vivió en la incertidumbre por la desobediencia de Trump, pero sobre todo por la pandemia que tanto ha dañado a Estados Unidos y que seguramente mantendrá al presidente electo de ese país lo más lejos posible de reuniones que no sean prioritarias para su siguiente objetivo, que es el de empezar a gobernar modificando la absurda política sanitaria del gobierno saliente.

¿Qué hará Andrés Manuel?

Esperar los tiempos. Sabe el presidente de nuestra nación que México y Estados Unidos más que vecinos son una familia. Demasiados millones de mexicanos allá, demasiados intereses estadunidenses acá, un comercio que no se interrumpirá, tantos problemas comunes… son factores que unen y llegan a convertirse en relaciones de parentesco.

Como en toda familia, estamos condenados a entendernos, y nos entenderemos. El momento llegará y Andrés Manuel sabrá aprovecharlo. No por nada su principal virtud es la negociación en corto, cara a cara; sacará ventaja inclusive de no hablar inglés —el otro no habla español—, ya que es un maestro en la expresión no verbal.

Saldremos adelante porque los mexicanos y los estadounidenses habitamos no el mismo barrio ni el mismo condominio, sino la misma casa, si se quiere ellos en las habitaciones principales y nosotros en las secundarias, pero compartimos vivienda. Entre todos la organizaremos sobre bases distintas hoy que ellos cuentan con un nuevo líder.