Alguien a quien respeto muchísimo por su inteligencia me preguntaba, nada más por ganas de dialogar un poco, cuál es la razón de que Andrés Manuel López Obrador no responda con datos duros a las escandalosas revelaciones que a diario hacen los columnistas de periódicos y los comentaristas de radio y TV mexicanos.
Esa persona puso un ejemplo reciente: si Ciro Gómez Leyva, de Imagen TV y Radio Fórmula, y Raymundo Riva Palacio, de El Financiero, afirman que el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, trabajó como subordinado de Genaro García Luna —acusado en Estados Unidos de haberse vendido a El Chapo Guzmán—, por qué al gobierno de México le parece suficiente con solo negar, sin aportar mayores pruebas, que Rodríguez Bucio colaboró con García Luna.
En la plática mencionada no pude argumentar con sencillez y contundencia. No recordé una frase atribuida al padre de la geometría, Euclides: “Lo que es afirmado sin prueba puede ser negado sin prueba”. ¿Ciro y Raymundo han demostrado sus afirmaciones? No, de plano no lo han hecho. A menos que se considere una evidencia de cierta complicidad entre Rodríguez Bucio y García Luna que —quizá, pero tampoco es seguro— hace más de 20 años, cuando ambos iniciaban sus carreras, ellos colaboraran en la misma institución. Ridículo argumento, ya que a García Luna no se le acusa por lo que hizo en el sexenio de Zedillo, sino en los de Fox y Calderón.
Sobran columnistas que todo lo saben, aunque nada demuestren. Hace no muchos días Darío Celis, también de El Financiero, dio a conocer unos 10 cambios de primer nivel que, segurísimo que sí, pronto van a darse en el gabinete del presidente López Obrador. ¿En serio Celis conoce tan a detalle los planes de Andrés Manuel? Es una vacilada lo que dijo, si no por otra cosa, porque este columnista no probó ninguna de sus afirmaciones.
A Celis —como a Ciro y a Reymundo— les queda a la medida la llamada navaja de Hitchens, que es una variación de la expresión de Euclides citada más arriba: “Explicaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias y lo que puede ser afirmado sin pruebas, puede ser rechazado sin pruebas”.
Eso significa que, como en el derecho, la carga de la prueba la tiene quien realiza la afirmación; si no demuestra nada, se refuta a sí mismo. Se supone que Hitchens se basó en un proverbio latino: ‘quod gratis asseritur, gratis negatur’, esto es, ‘lo que se afirma gratuitamente puede ser negado gratuitamente’.
Si los columnistas mexicanos siguen inventado hechos extraordinarios todos los días —sin aportar evidencia extraordinaria en ninguna ocasión— ni Andrés Manuel ni nadie en su gobierno se sentirá obligado a tomarles en serio. Y, por tal motivo, cada revelación que hagan sin demostrarla será simplemente negada, y ya. No merecen más trabajo de refutación tales periodistas.