Iba a referirme a lo que en la mañanera de hoy dijo Andrés Manuel acerca de que los epidemiólogos mexicanos son de calidad mundial. Nadie lo duda. Soy el primero en reconocerlo.

La crítica que se le hace, al menos la que yo le hago al vocero López-Gatell, es que este hombre ha hablado demasiadas veces no como científico, sino como grillo ("la fuerza del presidente AMLO es moral, no de contagio"; por favor), pero la verdad de las cosas es que no tiene sentido discutir una verdad que si alguien conoce a la perfección es el dirigente tabasqueño: todos en la política, hasta los médicos graduados en la universidad Johns Hopkins, se vuelven locos con los reflectores. Andrés Manuel sabe que no exagero. Lo niega para no generar pánico, y se entiende que el presidente de México lo haga así. Pero es un hecho que el vocero de salud en esas chifladuras anda, y ya desde hace varias semanas. Será trabajo de Andrés bajarle, en su momento, los humos. Eso o crear un monstruo que le va a enredar todo en su equipo de gobierno. Todo. La política tiene reglas y una fundamental es la de ubicar en la tierra a quienes andan volando alto.

En fin, vayamos a lo importante: el abrazo en el tango

En cuanto la crisis del coronavirus pase, debe haber un Día Nacional del Abrazo. En el Zócalo, sí. Es la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, y la comparto plenamente.

'Abrazo tenaz y dulzón', dice el tango Madreselva.

Leí en algún lado que el tango es la danza que invita al abrazo, porque el tango comienza y termina en el abrazo.

El abrazo, tan necesario para la vida diaria, se eleva a la altura del arte en el tango. No hay la menor duda.

No es música mexicana y quizá por esa razón a un nacionalista como el presidente AMLO no le parecerá adecuada para el Día del Abrazo. Pero deberá aceptar el querido Andrés Manuel que no tenemos mejor música en México para el abrazo artístico. Ni el danzón, que no sé por qué menciono si es cubano, no mexicano.

Aquí le dejo al presidente López Obrador, bailado, el tango Por una cabeza que compusieron Gardel y Le Pera en Nueva York, en 1935: para que vaya practicando el abrazo como arte.