Germán Martínez salió muy fácil de la Dirección del IMSS, “salió facilito”. Puesto anhelado por muchos, el recién renunciado se dio por vencido muy fácil, “salió facilito”.

En su carta renuncia comenta que mandó dos oficios a Hacienda que no le contestaron, posteriormente le cancelaron una reunión, no dice con quién era la cita ni el motivo de la cancelación. Posteriormente, envía una carta a AMLO directamente, no sabemos si ya para comunicarle su renuncia o solo sus inconformidades, pero llama la atención que al nivel que tiene, no habló directamente con el presidente antes de cualquier paso importante, y por lo visto, se preocupó más por dejar rastros por escrito, de que buscó ayuda para argumentar que no la recibió.

La pregunta es: ¿Buscó entrevistarse en persona con el presidente para plantearle sus inconformidades? No lo hizo tal vez porque en el fondo no quería enmendar los problemas, ya que por el contrario, si lo hizo con Felipe Calderón antes de también renunciar pero a la dirigencia panista, según lo relata en su artículo para la revista Nexos: “PAN: Ética de la dimisión” en referencia a sus malos resultados en las elecciones intermedias del 2009, como dirigente nacional del PAN.

—Presidente, yo voy a renunciar. 

—Espera, tranquilo, Germán —replicó Calderón.

—Lo voy hacer mañana.

—Tranquilo. Deja que la gente cuente los votos, piensa en los panistas que estarán en los recuentos, dedícate a recabar las actas.

—No, presidente. Yo ya no le sirvo. Yo no pude ganar, ya me voy —le dije con una determinación interior. No era una baladronada, ni mucho menos victimismo. Era una convicción profunda. El que pierde debe dimitir.

Sin entrar en la testificación de que, ¿Por qué Calderón-presidente era el jefe de un dirigente nacional de un partido? “yo ya no le sirvo” dijo Germán, llama la atención que también le dice “el que pierde debe dimitir”, es decir, que jugó y luego perdió, hizo el intento, trató, pero no pudo. En este caso como director del IMSS, a menos de seis meses en el cargo, renuncia, es decir, en esta ocasión no hizo un auténtico intento de mejorar la institución que abanderaba.

En sus motivos, argumenta obstáculos y falta de presupuesto por parte de la Hacienda Pública para con el IMSS, lo cual ya venía gestionando desde hace días, y si bien es un problema el cual requiere la debida atención, tampoco es un tema que no se pueda resolver.

Exige también que para poder contar con un Director fuerte, se requiere mayor independencia presupuestaria, misma que este instituto no gozaba desde antes que ocupase el cargo, y aun así lo tomo. Pero tenía todo un sexenio para gestionar y solucionar todas sus observaciones y quejas, las ineficiencias, la corrupción, etc. ¿mejor se fue?

GERMAN QUISO PEGAR

Como político experimentado, Germán Martínez sabe que una renuncia de esta manera le pega al presidente políticamente hablando, por más flores que le echó en su carta de renuncia. Despotricando además contra su gobierno, su movimiento, buscando lavar la ropa sucia afuera de la casa, para que todos la vean. Es de esperarse que sorprenda, y aunque AMLO le tendió un puente del exilio político panista hasta una Senaduría plurinominal de Morena, y posterior a un cargo de primera, le responda con un Peñascazo denostando (tampoco digo un cuchillo) por la espalda, y de lejos.

Ojo, no decimos que tenía que callar ante lo malo que vio en la institución, el reclamo es que no se quedó para arreglarlo.

LA LECCIÓN PARA LA 4T

Germán no solo ha renunciado al IMSS sino también a la confianza que le depositó López, ante toda crítica, por cierto; seguramente este no se sentía a gusto en el puesto, porque no luchó sino que solo renunció, y quien no lucha con perseverancia es porque no está convencido del proyecto.

En el mismo artículo, esto repudió Germán Martínez cuando era panista, lo cual puede ser una lección aplicada a la inversa:

¿Algún día los panistas tuvieron la oportunidad de juzgar el trabajo de gobierno de sus funcionarios? Algunos panistas mendigaban gestiones o cumplimiento de propuestas de campaña en las oficinas gubernamentales que, se suponía, habíamos conquistado, ocupadas por priistas disfrazados de calderonistas que poco a poco le hacían más caso a las instrucciones de Toluca.

Nadie dijo que iba a ser fácil mejorar el IMSS, ya que tiene muchos problemas; por lo pronto el presidente requiere designar a un nuevo director convencido con el ideal, calificado, con ganas de luchar incluso internamente por mayor presupuesto. No un facilito