Hay un viejo y conocido proverbio marroquí que dice que lo último en morir es la esperanza, pues a Susana Zabaleta ya se le murió, fue una de las lúcidas animadoras del triunfo de López Obrador que con un tono de burla se despidió de quienes ya se iban, esperanzada en un mundo nuevo, esperanzada en que a la entrada de la 4T los apoyos a la cultura se iban a desbordar, ¿Cómo te puedes esperanzar en que alguien que carece de cultura, va a apoyar la cultura?

No hay que confundir esperanza con ilusión, David Copperfield nunca desapareció la estatua de la libertad, hizo un truco de ilusión óptica, la gente no vio la estatua de la libertad por unos instantes, la gente creyó que desapareció, lo mismo sucedió con Zabaleta y ahora se encuentra en la etapa “postilusionatoria” o decepción.

Así como a Susana Zabaleta le sucede, les pasa a millones de mexicanos que han encontrado en esta nueva administración la desesperanza de otro sexenio más, según las últimas encuestas, la aceptación de López Obrador en solo seis meses ha sufrido una caída de hasta el 40%, dependiendo del nivel de aceptación que crea usted que haya alcanzado, en su mejor momento los morenistas presumían una aceptación del 90%.

En las anteriores administraciones el repunte en los primeros seis meses de cada administración, los presidentes lograron un crecimiento importante, en el caso de Felipe Calderón logró de 47% hasta un 69% de aceptación, en el caso de Enrique Peña Nieto logró hasta 63%. Según las últimas encuestas de aceptación del presidente Obrador, de las mismas casas encuestadoras que en su momento le dieron un 80% a un 90% de aceptación, nivel de aceptación nunca alcanzado por lo menos en este siglo XXI, son las mismas que ahora le dan según el resultado de sus reactivos menos de 50% de aceptación durante el mismo periodo, hasta el mes de junio del primer año de gobierno.

El presidente Obrador actualmente tiene un nivel de aceptación similar al que Felipe tuvo al arranque de su gobierno, de cuando aquella crisis provocada por el ahora presidente López Obrador, del voto por voto casilla por casilla, 47% nivel más bajo en toda su sexenio, después de eso el nivel más bajo de aceptación alcanzado por Felipe Calderón fue del 55% en enero del año 2010, que coincide con la crisis internacional que se dio por el asunto de las inmobiliarias en Estados Unidos. En el caso de Enrique Peña Nieto, fue hasta diciembre del 2013 que su nivel de aceptación bajó hasta el 47% es decir un año después de haber iniciado su administración.

Cuando Felipe Calderón era presidente del partido, estando en la fiesta de navidad del partido, en un salón de fiestas, dijo después de haber hecho un bastante aburrido discurso del mural que ahí había, “no se hagan ilusiones, para que después no haya desilusionados”. Es evidente que ese hasta 40% de caída de aceptación del presidente Obrador es el resultado de la desilusión de la gente, gran problema para esto de la política que basan sus resultados más en el “aplausómetro” que, en el crecimiento económico, es decir ni crecimiento económico ni aplausómetro.

El presidente dice vamos “requetebién” las calificadoras dicen van “requetemal” están estimando que México está más cerca de la recesión que del crecimiento económico, no es tan complicado entenderlo, el crecimiento es el incremento del PIB de un país, bueno pues nos estamos acercando más a que nuestro PIB sea menor al PIB con el que cerramos 2018, eso obviamente se traduce en una economía estancada, digamos que los bolsillos se verán afectados con el efecto de la inflación, los precios suben pero los ingresos no.

La única reflexión válida al respecto es que debemos de dejarnos de hacer ilusiones y enfocarnos más en los resultados, por ejemplo, como nunca en la vida las reservas internacionales crecieron en el sexenio de Calderón, es lo que nos ha permitido sostenernos de tantas decisiones económicas que se han tomado erróneamente. Otro resultado en el sexenio de Enrique Peña Nieto el sector agrícola creció como nunca antes, actualmente se exporta más de lo que se importa, México es el productor número 12 del mundo y exportador número 10 del mundo.

Muy bien por Susana Zabaleta que reconoció haberse equivocado, mientras más rápida la aceptación más fácil va a ser reponerse, cuando uno se repone de un duelo amoroso, es cuando empieza a utilizar la razón, la razón te permite ver hasta que con corrupción había medicinas, crecimiento, empleo, estancias infantiles, refugio para mujeres maltratadas, etc. Ahora ya “no hay corrupción” y falta todo lo demás.

Don Julio, hablemos de política

www.carm33n.news