La barbarie en México tiene muchos rostros. Por eso no sorprende, aunque sí horroriza, la nota que dio a conocer el estado de esclavitud en que vivían 56 niños y 7 adultos tzotziles “liberados” en Santa María Atzompa, Oaxaca.

Desde antes de que rayara el sol, los cautivos eran explotados por una banda de entre 10 y 15 adultos, quienes los obligaban a vender golosinas, pedir limosna o hacer malabares en las esquinas.

Entre los cautivos, anote usted, había bebés que servían de acompañantes “gancho” a las pedigüeñas de oficio.

Hay que apuntar que fue un trabajo de buena investigación de la autoridad local el que logró la liberación de los modernos esclavos… Una buena para la autoridad y una buena noticia entre tantas malas que da este país.

Son más de 10 miembros de la banda de delincuentes explotadores los detenidos, y se dice que podrían alcanzar penas de hasta 60 años.

Los malditos se dedicaban a emborracharse en cantinas y a contratar prostitutas mientras los modernos esclavos, a quienes daban apenas una miserable comida al día, trabajaban para ellos.

Viendo esta nota pone a pensar, en lo que no sabemos qué pasa en nuestra atribulada patria, donde se cumple la vieja máxima: “El hombre es el lobo del hombre”.

Sé que es difícil, pero a la otra que su corazón le dicte dar limosna, fíjese bien quién es el destinatario.

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