Unos meses antes de que México fuera infectado por el Covid-19, una de las grandes amenazas geopolíticas era la adhesión de una fracción del territorio mexicano a los Estados Unidos para quedarse con la Cuenca de Burgos; pero se ocupa la balcanización de los descendientes aztecas, y aquí es donde las fronteras laxas de la Cuarta Transformación, suponen un porqué para la contención de dicha estrategia gringa.

No sería la primera ocasión que México experimenta una división territorial, allá por 1800 existió la República de Río Grande como un país independiente; la República de Texas, la de Zacatecas y de Yucatán, repúblicas que existieron debido al descontento centralista de Las Siete Leyes, un instrumento constitucional de la naciente República Federal de los Estados Unidos Mexicanos.

En los últimos 30 días se han perdido a consecuencia del coronavirus unos 350 mil empleos, los mismos que se generaron durante los 12 meses del 2019 en México, es correcto, todos generados por la iniciativa privada; esa que persiste a través de los años, sin importar cuántos presidentes, gobernadores o diputados y senadores hayan existido en la historia del país. Que nadie olvide una cosa, las administraciones públicas tienen un plazo, así que aún falta mucho por ver en el debate entre los empresarios negociadores y el Gobierno que no parece ofrecerles nada o mucho con claridad.

Nunca me imaginé que la balcanización de México se vería tan de cerca a consecuencia de una enfermedad.

Del norte de México, la sociedad tamaulipeca comenzó a organizarse para hacerle llegar material médico indispensable y básico a los médicos, doctoras y personal de enfermería en cada hospital de esta entidad del noreste mexicano. Centros hospitalarios olvidados por la federación y sin poder ser alcanzados por los brazos de la Secretaría de Salud estatal, comienzan a ser cobijados por el ciudadano que acerca al Hospital Covid2019 “Rodolfo Torre Cantú”: cubrebocas, gogles, guantes e insumos por demás básicos; se trata de esta área territorial cercana al Golfo de México, donde los empresarios no saben de una semana, ni dos llena de complicaciones; uno o tres meses difíciles, sin duda fueron hechos estructuralmente para superar más; claro, han sobrevivido al menos diez años a la represión delictiva, entre plomo, granadazos, secuestros, cuotas, cobros de piso, levantones, asesinatos y cualquier otro tipo de acto fuera de la ley. Si alguien cree que podrá poner de rodillas a los del norte parece que no conoce de la historia de México, le digo los empresarios tamaulipecos y del norte están cerrando filas, pues se han topado con pared en el centro de la República.

Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, gobernados por Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Jaime Rodríguez y Miguel Ángel Riquelme, respectivamente, llevan reuniones consecutivas para combatir al virus. En sus estrategias van al menos unos 15 días delante de López, el otro López refiriéndome a López Gatell, y ya hay de esos endeudamientos que le gustan al dinero -que llama dinero- pues solo así dicen podrán hacerle frente a la pandemia para la preservación de los empleos por el bien de México.

Tan solo el Congreso de Tamaulipas, aprobó al Gobierno, un crédito por 4.6 millones de pesos; el gobernador García Cabeza de Vaca, anunció 300 millones de pesos para las micro, pequeñas y medianas empresas. El préstamo a 20 Alis concebido por los legisladores le permitirá al mandatario estatal ofrecer también líneas de crédito flexibles a los adinerados tamaulipecos.

En la zona metropolitana de Tampico, existe la presencia del Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas (CIEST), presidido por Jesús Abud Saldivar, estos han sido estoicos exigentes al gobernador para que acelere el pago de pasivos a proveedores locales, de la misma forma han pactado una alianza con el jefe del ejecutivo estatal para la protección de los empleos.