¿Qué nos espera en 2012? A México le espera un año de terremotos, claro, espero, metafóricamente hablando.

 

La elección presidencial marcará este año y podría ser un 2012 sorprendente. Quizá asistamos a la caída de Enrique Peña Nieto en las preferencias electorales, pues al haber llegado a su tope en las simpatías, no queda más que su descenso. Todos hemos visto la racha de gazapos del priista que seguramente, todo parece indicar, seguirá cometiendo.  

 

Por lo que hace a Andrés Manuel López Obrador, el tabasqueño deberá seguir consolidando su nueva postura: menos radical y conciliadora, si quiere crecer en las preferencias electorales. Porque para la mayoría de quienes discrepan de su oferta política, su cambio de actitud no es creíble y siguen considerándolo una opción que significa el regreso a los gobiernos demagógicos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

Por supuesto el ex jefe de gobierno del Distrito Federal también deberá marcar su distancia con personajes que públicamente son descalificados por la mayoría de los mexicanos. En esa casilla está en primer lugar René Bejarano, quien se mantiene como el personaje quitapuntos por excelencia, acaso sólo superado por Elba Esther Gordillo, quien también representa un pasivo pero para Enrique Peña Nieto.

 

En el caso de los panistas, a quienes podría funcionarles su estrategia de ir a precampañas para posicionar a sus aspirantes, su reto será precisamente ese: convencernos de que su proceso interno no es una tomada de pelo. Si Ernesto Cordero gana su proceso interno, nadie creerá que fue electo de forma democrática pues ninguna encuesta lo ubica como ganador.

 

Y si Josefina Vázquez Mota gana la candidatura presidencial panista, su principal pasivo será el fallido gobierno de Felipe Calderón, a quien casi de manera unánime se le ubica como el responsable del aumento de la violencia en el país gracias a su política de confrontación contra el crimen organizado.

 

Por lo que toca al mexicano común, nos tocará lidiar con un año en el que México crecerá muy poco: quizá menos de 3 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).

 

También será un año en el que la sequía pondrá, como ocurre desde ahora, en alerta a varios estados del norte y centro del país, que ya ven comprometido incluso el abasto de agua para consumo humano.

 

Este año también viviremos el último de la administración calderonista. Al respecto, considero que el crimen organizado podría atizar al fuego: intentará dejar en claro que la estrategia en su contra sólo dejará más sangre, así que intentará mandar un mensaje al sucesor de Calderón de lo que le espera si mantiene el mismo rumbo.

 

Por último, lector, espero que este año le traiga trabajo e ingresos suficientes, salud y la compañía de esos seres que nos hacen la vida mejor.