Indignados, los usuarios de Twitter crearon el TT #CinepolisAsesino. Claro está, no es verdad. Es obvio que esa cadena de cines no mató a nadie. Pero en una de sus salas, de Plaza Ermita en la Delegación Iztapalapa en el Distrito Federal, alguien asesinó a un niño.
¡Asesinaron a un niño en Cinépolis y la empresa trató de ocultarlo!
Los hechos ocurrieron el 2 de noviembre y nadie informó nada. Hasta este lunes cuando publicó la noticia el diario La Razón.
El menor de edad falleció después de haber recibido un balazo. Carajo. ¡Un balazo acabó con la vida del menor en una sala de cine!
Su padre dijo: “Al principio pensé que le habían lanzado una piedra (…) ¡Qué poca, ya lastimaron a mi hijo!”. Y, como informa SDPnoticias, “salió a pedir ayuda al gerente del lugar”.
Pero, dice la nota, “el personal de Cinépolis no supo qué hacer y sólo atinó a subir al pequeño a una camilla y acomodarlo en la cajuela de un auto al que le bajaron los asientos traseros y llevarlo al hospital de la Comunidad Económica Europea. Ahí lo abandonaron sin siquiera dar sus nombres”.
Eso sí, la película no se interrumpió. Habían asesinado a un niño y los gerentes de Cinépolis decidieron que la función debía continuar.
Se lee en SDPnoticias que “solo encendieron las luces de la sala para sacar al menor y el personal del complejo de Plaza Ermita siguió dando servicio sin buscar al agresor, cerrar la sala o dar aviso a la Procuraduría capitalina”.
Después del escándalo (bendito Twitter que se escandaliza por todo) “la empresa Cinepolis emitió un comunicado en el que indica que su personal procedió según los protocolos de seguridad y otorgó la ayuda necesaria al padre del niño, el señor Enrique Cuacuas”.
Qué irresponsable la gente de CInépolis, cuyo propietario, el señor Alejandro Ramírez, se pasea por el mundo, sobre todo en las reuniones de Davos, Suiza, presumiendo ser un empresario global.
Estará globalizado, pero es un irresponsable.
Si el señor Ramírez es un tipo honorable, algo que yo no sé, indemnizará a la familia de la víctima. Y tendrá que aceptar, sin protestar, que las autoridades de Iztapalapa, por lo menos, clausuren su complejo cinematográfico.
El gobierno de Iztapalapa tendrá que actuar con ejemplar energía.