“No importa que robe, pero que salpique"

A lo largo del proceso electoral hemos visto que las propuestas de Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y de Jaime Rodríguez ´El Bronco’ tienen como eje central terminar con la corrupción. A pesar de ello, Andrés Manuel es el único candidato que ha dicho que de ganar la Presidencia revisará los contratos, entre ellos, los que se han adjudicado en las rondas de la reforma energética.

“No vamos a actuar de manera arbitraria, vamos a ser respetuosos de la legalidad, pero sí vamos a revisar los contratos, para asegurarnos que no haya corrupción”, ha declarado López Obrador en diferentes mítines.

Sorpresivamente, como respuesta a dichas declaraciones Grupo México, Palacio de Hierro, Femsa, Grupo Vasconia, Grupo Herdez, y Finsa con mensajes en video y por escrito están advirtiendo a sus empleados sobre las posibles consecuencias que traería el triunfo de un gobierno ‘populista’, aludiendo al candidato de Morena.

En su oportunidad, Germán Larrea, dueño y presidente de Grupo México, envió una carta a sus 50 mil colaboradores pidiéndoles analizar su voto, afirmando que un modelo populista y la amnistía -una de las propuestas de AMLO- no son la respuesta a los problemas del país.

De igual forma, Palacio de Hierro -propiedad de Alberto Baillères, el segundo hombre más rico de México- citó al personal de una de sus tiendas para una reunión obligatoria, donde según declaraciones de los propios empleados el objetivo fue persuadirlos para votar por el candidato que tenga la mayor probabilidad de vencer a López Obrador; “es la mejor oportunidad que tenemos de preservar el sistema económico que nos permite emplearlos”, les aseguraron.

Frente a estos mensajes me surgió la siguiente duda: ¿a qué le tienen miedo? ¿Le temen a Andrés Manuel o a que sea verdad que él terminará con la corrupción?

Al buscar respuesta a mi propia pregunta, vino a mi mente un artículo publicado por la Revista Proceso en 2014 donde menciona que la fortuna de Germán Larrea se fundamenta en algunos de los episodios más ominosos de la historia reciente mexicana. La fiebre privatizadora del salinismo lo bendijo, el oligopolio mediático lo enriqueció, el desastre de Pasta de Conchos lo hizo más poderoso, la corrupción del panismo lo apuntaló y la destrucción ambiental fue el precio por su emporio.

Además, dicha publicación señala que durante el sexenio de Felipe Calderón, Larrea obtuvo contratos de perforación petrolera y de transportación de combustibles e hidrocarburos.

Por otro lado, es de conocimiento público que Alberto Baillères recientemente incursionó en el sector petrolero con la empresa Petrobal; mediante la que obtuvo en 2015 la adjudicación del cuarto bloque de la segunda licitación de la Ronda Uno.

Coincidencia o no, ambos personajes tienen contratos en el sector que Andrés Manuel propone revisar. Lo que desde mi punto de vista, no tendría que ser percibido por los empresarios como algo negativo, sobre todo si es para asegurar que no haya temas de corrupción detrás.

Incluso, al hacerlo, el sector privado sería el más beneficiado, porque tendría la certeza de participar en procesos de licitaciones limpias, a menos que la corrupción haya sido todo este tiempo la vía para obtener los contratos que han impulsado las fortunas de empresarios como Larrea y Baillères.

Frente a un panorama donde AMLO se afianza como puntero, la postura más responsable que pueden tomar los empresarios es otorgar el beneficio de la duda a los candidatos, y mostrar disposición y no miedo para que de la mano de quien gane se empiece a construir un México mejor.