Amigo lector: si usted es de Nuevo León y depende del sistema de salud (como yo) le doy una mala noticia. Esa gente rara llamada políticos nos quieren dejar sin asistencia médica. Así como lo lee.

AMLO advirtió que si el gobierno del Bronco no le firmaba un convenio de adhesión al INSABI (que sustituye al Seguro Popular) dejaría de mandarnos recursos para los servicios médicos de más de dos millones de nuevoleoneses. Y el gobierno del Estado no quiso firmar. De plano se negó. Ya se venció el plazo y la gente común y corriente nos quedamos volando, en el limbo.

Raudo y veloz, casi todos los periódicos de Nuevo León justificaron la negativa del Bronco. ¿Por qué tendría que ceder el gobierno del Estado a la Federación el control de los servicios de salud? ¿Por qué el Congreso local no presenta una Reforma Constitucional? ¿Por qué deberíamos sumarnos a ese esquema dizque solidario? ¿Por qué no se qué y no sé cuánto?

A mí como a usted nos vale cómo se ponen de acuerdo (o en desacuerdo) AMLO, el Bronco, los diputados y los senadores tan aficionados al Super Bowl, para darnos seguridad social. Pero esa gente rara llamada políticos pretenden usarnos como carne de cañón para hacer sus fregaderas.

Que busquen la forma, los convenios, las reformas legislativas que más se les antoje: no es nuestra bronca. Pero yo como usted merecemos por ley que nos brinden la atención médica que ocupemos, por derechos adquiridos, o arderá Troya. Aunque nos demanden en tribunales por hacer uso de la libertad de expresión (esa cosa exótica que inventó en México un señor llamado Francisco Zarco).

Que nos curen rapidito y bien nuestras dolencias del corazón, de la vesícula, del páncreas; las reumas y la artritis (ya de por sí empeoradas por falta de medicamentos y camas hospitalarias); que nos reciban sin dilación a nuestros hijos enfermos; que atiendan a nuestros padres ancianos cuya única culpa en la vida fue hacerse viejos creyendo en el Estado mexicano. De otra manera quién sabe cómo acabará este enredo. Háganle como quieran. Ya estuvo suave. Pero con la salud de nuestra familia no se juega. Ahí sí no.