Sobre advertencia no hay engaño: como se señaló en una columna anterior, la pobre oferta consistente en su mayoría de “exclusivas” como telenovelas y programas cómicos viejos del nuevo servicio “Blim” de Televisa muestra que tan poco conoce Televisa a los nuevos públicos que tanto desea captar ante el declive irremediable de la TV abierta.
Los mileniales y las generaciones que les seguirán (algunos de ellos ya dan sus primeros pasos en esta tierra) poco o nada querrán saber de repeticiones de bodrios como “El Premio Mayor”, o del fallido programa “Está Cañón” con el chavorruco por excelencia Yordi Rosado.
Las nuevas generaciones se entetendrán viendo fotos y videos en servicios como Snapchat, Instagram, Periscope, Facebook y Vine y otras plataformas del futuro. Estas aplicaciones han creado ya sus propias estrellas que cuentan con otra clase de relación con su público que las acartonadas creaciones de Televisa.
E insisto: si lo que los directivos de Televisa pretenden es abrir sus todavía amplias reservas económicas para contratar a algún viner o youtuber popular para que retrase el inevitable declive, esa es una estrategia condenada al fracaso.
Es tanto el desprestigio de esta televisora, que durante tanto tiempo ha jugado a ser autoridad y poder en nuestro país, que a cualquier personaje que logren convencer de sus filas le llegará casi irremediablemente un fuerte rechazo y desprestigio.
¿Cual es la mejor manera de saber que Blim es un servicio condenado a la indiferencia y el fracaso? Es fácil: simplemente, vean la enorme cantidad de memes, todos ellos asumiendo una postura de burla contra Televisa y a favor de Netflix, que circulan en las redes sociales.
(Por cierto, esa foto no es de Scarlett Johansson).