Rubén Moreira en complicidad con el Instituto Electoral de Coahuila consumó un bochornoso fraude en las elecciones a Gobernador en ese estado, que significa un retroceso de más de una década en el sistema electoral en nuestro país.
La pasividad sobre este acto que mancha el espíritu de la democracia, sustentado en el respeto al voto, es pasmosa.
Como señala un meme que circula en las redes sociales.
“En el conteo rápido oficial Memo Anaya (el candidato del PAN) ganó la elección con una ventaja de 2 por ciento.
“Pero el Instituto Estatal Electoral de Coahuila detuvo el PREP con un 70 por ciento de avance. 1 de cada 3 votos no se contaron.
“Fuerza Coahuila, la policía de los Moreira, resguardó las boletas por más de 72 horas, y no el ejército como en otros estados.
“En ese lapso manipularon los resultados. Llegaron paquetes abiertos, sin cinta protectora y completamente violentados,
“El PRI-Gobierno de los Moreira quiere que esos paquetes se cuenten para validar su fraude”.
La jornada cerró a las 6 de la tarde del domingo, y hasta la tarde del jueves, cuatro días después, entregaron los resultados. Ignoraron las protestas de decenas de miles de coahuilenses contra la manipulación del proceso electoral, encabezadas por el candidato del PAN Memo Anaya con el apoyo de los otros partidos que participaron en la contienda. Hicieron caso omiso de la inundación de quejas y videos en las redes sociales, y se apertrecharon a piedra y lodo, para hacer trampas como en las épocas del viejo PRI alterando urnas….
Con un cinismo descarado anunciaron ayer que Miguel Ángel Riquelme, el candidato- títere de Moreira, ganó con 2.5% de los votos, contradiciendo su propio conteo rápido que al principio dio como triunfador a Memo Anaya con un margen de 2%.
¡Y el INE no hace nada!
Por mucho menos que eso, en cualquier nación europea, o de Estados Unidos, los autores del agravio -el Gobernador Moreira aliado con el remedo de autoridades electorales coahuilenses- habrían sucumbido bajo el peso de las críticas.
El fraude en Coahuila exhibe una de las fallas más graves del sistema político mexicano, desde que perdió su centro de gravedad anclado en el presidencialismo en la época priista, antes de la alternancia fallida de las administraciones del PAN: el caciquismo de los gobernadores.
(Las otras son la escalada de corrupción e impunidad, la inseguridad rampante, y los indicios de un estado fallido en varias entidades del país, que ha dañado gravemente el tejido social).
Se entiende que Coahuila es un estado soberano, que tiene un árbitro electoral independiente (¿??), pero todos sabemos cómo gravita en la República Federal la influencia del Presidente y del Secretario de Gobernación.
¿Las más altas autoridades en el país están pasando por alto este agravio a la democracia que trasciende las fronteras de Coahuila por haber ganado el mismo partido que gobierna a nivel federal?
¿No pueden - o no quieren- contener a Moreira, que ha consumado un fraude a ojos vistos?
¿O acaso están midiendo -con el frío cálculo político -que tanto crece el movimiento de defensa al voto en Coahuila, para esperar el momento, como dice Loret de Mola, de presionar a Moreira para declarar nulas las elecciones en el estado norteño a cambio de que Ricardo Anaya el mandamás del PAN haga caso omiso de las suspicacias de presuntas irregularidades que empiezan a crecer ya por los resultados en el estado de México?
En cualquiera de estos casos estaríamos ante una desviación del principio central de la democracia, que es el respeto al voto y la voluntad popular.
El problema, como dice un amigo con fina ironía, no es que tachen de fraudulento a Moreira. “Sería como hablarla de agua a Noé”, señala.
Después de todo, eso no les importa, sino mantener el control de Coahuila por otros seis años más, violentando la decisión soberana de los electores.
Peor sería, como señala este mismo amigo, que, a fin de cuentas, en el litigio por esta contienda, los PRIbunales avalaran este fraude.
El país no merece que quede impune ese agravio a la democracia.