La semana pasada la comunidad internacional presenció lo que podría constituirse en un hito histórico. Los ciudadanos británicos, al decidir a través de un referéndum la salida del Reino Unido de la Unión Europea, han cimbrado el proceso de integración económica y social más importante que el mundo ha conocido hasta ahora.
De una u otra forma, los poco más de 17 millones que votaron a favor de la salida, acabarán afectando prácticamente a la totalidad de la población mundial. De manera inmediata, el relativamente inesperado resultado de la votación sumergió a los países en una profunda inestabilidad financiera.
Este 24 de junio quedará registrado como un viernes negro para los mercados financieros, al registrarse caídas brutales en casi todas las bolsas de valores, con casos extremos como los de Madrid y Milán, donde el desplome fue superior al 10%. En unas pocas horas, cientos de miles de millones de dólares se esfumaron; tan sólo entre las 400 personas más ricas del mundo, sus fortunas se vieron disminuidas en más de 127 mil millones, según Bloomberg. Cuando hasta los grandes magnates pierden, algo verdaderamente malo está ocurriendo.
Se espera que en el corto plazo la inestabilidad financiera continúe, alimentada además por otros factores como la desaceleración de la economía china y la contienda electoral norteamericana. El segundo semestre de este año promete ser un dolor de cabeza para los responsables de política económica y monetaria de todos los países. Este tormentoso horizonte resulta especialmente adverso para países emergentes como México, que corren un mayor peligro de sufrir la salida masiva de capitales de los fondos de inversión internacionales. Hay que recordar que en situaciones de incertidumbre mundial, los responsables de los fondos huyen del riesgo y tienden a refugiarse en instrumentos más seguros, como el dólar, los bonos del gobierno norteamericano, o el oro.
Al ser un evento en muchos sentidos inédito, los expertos no tienen aún claridad sobre la magnitud del impacto que el Brexit tendrá en la economía global. Para el Reino Unido, todo indica que verá caer el valor de la libra esterlina, así como una importante salida de capitales y por consiguiente, entrará en un periodo de menor crecimiento, cuando no en una franca recesión.
Tal vez para el gobierno de "su majestad" el principal problema a enfrentar le venga de la esfera política. Irónicamente, los británicos nacionalistas que votaron masivamente por la salida, podrían ser los responsables de la desaparición del Reino Unido, como lo conocemos. Los escoceses, partidarios en su gran mayoría de mantenerse unidos a Europa, amenazan con impulsar una nueva consulta popular para separarse de la Gran Bretaña.
Por donde se vea, el error de cálculo de David Cameron al realizar el plebiscito para complacer a los euroescépticos dentro y fuera de su partido, ha sido garrafal. Contra todo pronóstico, un menguante Sean Connery tal vez logre cumplir su anhelo de contemplar en vida la independencia escocesa. Lo que no logró William Wallace, quizá lo haya realizado Mr. Cameron, sin proponérselo...
Para el bloque europeo, el panorama se torna amenazador. Sumido en el estancamiento económico y lidiando con fenómenos complejos como la migración y el brote de movimientos extremistas de todo signo, se enfrenta ahora a un posible efecto dominó, donde el Brexit dé impulso al triunfo de los movimientos euroescépticos en Francia, Holanda y otras naciones.
En lo concerniente a nuestro país, el efecto del Brexit podría sentirse en diferentes ámbitos. Al representar el intercambio con Gran Bretaña apenas el 0.7 % del comercio de nuestro país y presentar flujos de inversión más bien bajos, una recesión de esa nación tendría un efecto directo leve en nuestra planta productiva.
El verdadero problema, se nos presenta en el ingobernable mundo financiero. Como habíamos comentado, la inestabilidad ya está pasando factura. La Bolsa Mexicana de Valores sufrió una caída del 2.73%, quedando el principal indicador por debajo de los 45 mil puntos. Tan sólo para Carlos Slim, el descalabro significó una pérdida de patrimonio por 2,700 millones de dólares. El peso a su vez profundizó su depreciación, mostrando el peor comportamiento en seis años, acercándose el billete verde cada vez más a los 20 pesos; mientras tanto el petróleo cayó por debajo de los 40 dólares.
Para evitar una fuga masiva de capitales, probablemente en un futuro cercano el Banco de México se verá obligado a incrementar las tasas de interés, no obstante un escenario de inflación contenida y enfriamiento en el crecimiento del PIB.
Tratando de amainar el temporal, el mismo viernes el "secretario manos de tijera" anunció la aplicación de la medicina infalible a la que siempre recurre: un recorte presupuestal de 31 mil millones de pesos, que ayudará a mantener el equilibrio en las finanzas públicas. Tiene tanta confianza Videgaray en los recortes presupuestales, como Messi en sus piernas al cobrar un penalty en la final de la Copa América.
Sin negar la necesidad de mantener unas finanzas públicas sanas, nuestros infalibles funcionarios deben contemplar todas las implicaciones de sus medidas. El recorte al gasto del gobierno se producirá en un entorno de menor crecimiento económico, como quedó manifiesto con la expansión de apenas el 0.7% en el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), lo que aunado al probable aumento en las tasas de interés, frenará a la economía nacional aún más.
Olvidémonos nuevamente de crecer, aunque sea al 2.5%. Sin más alternativas que ofrecer, Videgaray y compañía hacen patente por enésima vez ser funcionarios de ideas cortas.
Hasta ahora, estos son los efectos que puede conllevar el Brexit. En el mediano plazo, en caso de que las tendencias más extremistas en Europa resulten vencedoras, el colapso del bloque europeo podría sumir a la economía mundial en una etapa de crecimiento aun menor que el actual.
Muchas lecciones nos acabará dejando el Brexit; tal vez la más importante sea el peligro de que la ciudadanía ante los problemas sociales y la ineptitud de los gobernantes, opte por dejarse llevar por el canto de las sirenas populistas. Por más tentador que resulte, el triunfo de propuestas populistas que van a contracorriente de la historia, termina con el tiempo demostrando ser una insensatez, como la propia historia lo ha corroborado. Es la hora de luchar.