Se levantó un periodista de Los Ángeles de parte de los señores Aburto expatriados en Estados Unidos, para entregarle a AMLO en la mañanera una carta de su parte. Su hijo fue acusado de haber asesinado a Luis Donaldo Colosio y está pugnando condena. Los padres claman su inocencia. El presidente entristeció de momento ante el recuerdo pues apreció la calidad humana del candidato Colosio, contándonos que dos días antes de su muerte, día 21, se reunió con el candidato en casa de una amiga común. Sostuvo que éste es un caso aún abierto ya que los procederes oscuros que se empleaban en aquel entonces como tapadera de los crímenes de Estado seguían el patrón del chivo expiatorio, por lo que cabe la duda, la presunción de impunidad. Aburto Martínez pudo haber sido uno de ellos. Hay que seguir investigando porque no hubo más que la abrupta expedita declaración del Estado asegurando que había sido acción de un asesino solitario. Pero podría ahora conocerse la verdad en base a un golpe de suerte en la exhaustiva investigación que se hará de este expediente, de videos, ahora que reina la transparencia practicada y promovida por AMLO, tanto como la querría promover Luis Donaldo Colosio. Fuera máscaras.
Este 23 de marzo habrán pasado 25 años del atroz homicidio a sangre fría maquilado arriba por jefes del depravado régimen que recién se acabó. Luis Donaldo sacado del camino a la presidencia. Luis Donaldo quien mostró en sus discursos la esperanza para hacer justicia al pueblo de México y eso incomodó. Luis Donaldo con desbordado pero humilde carisma, con buen corazón, perfilándose como orador en la defensa de nuestras necesidades y carencias, de los derechos humanos que nos habían sido negados. Se percibía como una excepción el candidato sonorense dentro del común denominador del sistema. Dejaba ver intenciones de darle vuelta al timón, de gobernar para el bienestar ciudadano no el propio. Fue la última oportunidad que tuvo el régimen para cambiar el errado camino que se tomó hacia el hoy fracasado modelo económico neoliberal. La historia se escribió distinta, pero México no podrá olvidar a Luis Donaldo Colosio porque perderlo le causó un impacto, un trauma. Porque su visión y su intención estuvieron movidas e inspiradas por la conciencia y no por la falsa retórica, porque fue sacrificado al intentar cambiar lo malamente establecido ya insostenible, porque portaba valores hoy compartidos y considerados--a 25 años del hecho trágico de su muerte-- como parte intrínseca de la 4T que nos está tocando vivir. Se parecían, se entendían bien Luis Donaldo y Andrés Manuel, quien luego del gran impacto causado con el asesinato del candidato en Tijuana, se definió para apuntalar la dura misión que tendría por delante para llegar a la renovación del poder en México, a la conquista de la regeneración nacional.