Después de las elecciones del pasado 1 de julio, y en virtud de haber sufrido la peor derrota electoral después del año 2000, el partido acción nacional ha entrado en una dinámica de discusión y debate interno, pero sobre todo, de reacomodo de los grupos de poder, para intentar controlar y conducir la denominada, por algunos, refundación del partido, o revisión, reestructuración y modificación de su documentos básicos, señalada por otros.

El 11 de agosto próximo, fecha en se tiene programada la celebración de una sesión del Consejo Nacional del PAN, puede ser un día clave para definir o no el rumbo de la anunciada transformación.

Tal parece que existen dos grupos principales que se disputan el control de ese proceso, el que encabeza el Presidente Felipe Calderón y el del Presidente del partido, Gustavo Madero; ambos cabildeando por su cuenta con los consejeros nacionales en toda la república.

La definición de las coordinaciones de los grupos parlamentarios en ambas cámaras del Congreso de la Unión no está exenta de esa disputa, y es probable que se resuelva con un salomónico y estratégico empate, la de la cámara de diputados para el grupo de Madero, en la persona del diputado sanmiguelense, Luis Alberto Villarreal, y la de los senadores para el grupo de Calderón, con el ex precandidato presidencial Ernesto Cordero.

Pero el punto central de este periplo se tendrá que resolver en el Consejo Nacional del 11de agosto, si se convoca o no a una Asamblea Nacional, y en caso de que sea afirmativa la resolución, la fecha de la celebración de la misma es parte fundamental de la disputa; en octubre próximo piden los calderonistas; para el año próximo de 2013, tal vez en febrero, demandan los maderistas.

El Presidente Calderón busca incidir en ese proceso de su partido, estando todavía en el poder, apelando a una suerte de reconocimiento como “primer panista” del país, reproduciendo de alguna manera, una práctica priista de antaño, y que el PAN en la oposición siempre criticó.

Gustavo Madero y sus seguidores piensan que lo mejor para el partido es que la Asamblea Nacional, donde participan alrededor de 10 mil delegados, sea hasta el 2013, cuando ya Felipe Calderón no se encuentre en la silla presidencial.

En términos de la cultura política panista, forjada en la brega de la oposición y cuestionando muchas de las viejas prácticas del priismo más arcaico, y aunque afectada por su incursión en las esferas del poder, no me parece que lo relevante para la celebración de su Asamblea Nacional, sea que Felipe Calderón este en la Presidencia de la Republica o no.

Aunque durante todo su sexenio Felipe Calderón mantuvo una estrecha vinculación con su partido, si no es que abierta intervención en la definición de su rumbo y sus dirigentes, la clase política panista y sus prácticas de décadas no se pueden cambiar en 6 años.

Sin duda que Felipe Calderón seguirá siendo un panista importante (lo ha sido desde la cuna) aun cuando ya no sea Presidente, pero que la celebración de la Asamblea Nacional, donde se debatirá el fututo del PAN, que no es asunto nada menor, este sujeto y sea materia de disputa por esa circunstancia, me parece inverosímil.

El papel que juega y ha jugado el Presidente de la Republica en el PAN, ya no se diga el ex presidente Fox, a punto de la expulsión, no es el que jugo en el viejo sistema político mexicano, incluso yo dudo que se reedite en la presidencia de Enrique Peña Nieto, con mayor razón, en tratándose de la clase y la cultura política de acción nacional.