¿Cuándo fue la última vez que enviaste o recibiste un telegrama? Ante la avalancha tecnológica de nuevas, más rápidas, confiables y eficientes formas de comunicación y de mensajería instantánea, el oficio del papá de Gabriel García Márquez, casi se ha extinguido de la faz de la Tierra.

Se sigue usando masivamente en el mundo subdesarrollado de algunas poblaciones de África, en territorios rurales sin acceso a fibra óptica y las otras chuladas de la tecnología moderna.

Si en países como México y España aún existe, es porque las leyes le siguen reconociendo como instrumento probatorio ante los tribunales, sobre documentos que utilizan los abogados para notificaciones legales.

Por ejemplo, los avisos de embargo, de cobranza judicial, ubicación de demandados, giros de dinero, siguen manejándose en esos dos países a través del telégrafo, pero fuera de ahí, el volumen de envíos por este medio ha caído en picada desde hace medio siglo.

En España se enviaron el año pasado, cinco millones y medio de mensajes telegráficos (en 1966 fueron 16 millones) contra un estimado de 12 billones de otras formas de comunicación electrónica, como wattsapp, correo electrónico y muchas más.

En México, la proporción en el 2018 fue de 7.5 millones (en 1966 fueron 24 millones) del primero contra 38 billones del segundo medio. En los Estados Unidos fue de 8.5 millones contra 190 billones, entendiendo que un billón es un millón de millones.

Les platico todo esto nada más para poner en evidencia la barbarie que se comete en México con el uso de los recursos del erario: Los partidos políticos disponen en este 2019 de $693,490 pesos para sus servicios telegráficos.

Y aunque el uso del servicio postal en el mundo sigue más vivo que el telegráfico, de cualquier manera ha sido sustituido principalmente en lo concerniente al envío de simples cartas. Su uso parece estar reservado para los paquetes o remesas voluminosas en peso y tamaño.

Y en este apartado, el servicio postal mexicano y de muchos otros países ha cedido ante la eficiencia, rapidez, confiabilidad, bajos costos y alta tecnología de empresas de mensajería, como DHL, Fedex, UPS y muchísimas otras e incluso de transporte público federal de carga.

La proporción en el 2018 fue: Por cada paquete manejado por el servicio postal mexicano, las empresas de mensajería y transporte que operan en nuestro País movieron 557. En Estados Unidos la diferencia no es tan gigantesca como aquí, porque el gobierno norteamericano ofrece uno de los servicios de correos más eficientes del mundo.

Bueno, pues pese a esa diferencia abismal entre el servicio postal mexicano y las mensajerías privadas, los partidos políticos se están gastando éste año $99 millones y medio de pesos en una partida que se llama “franquicia postal”, esto es, para que puedan enviar correos y paquetes a través de Correos de México.

Un legislador que pidió omitir su nombre me dijo que los nuevos sistemas de auditoría presupuestal implementados desde que entró el gobierno republicano de la 4aT, les prohíben usar a las empresas privadas de mensajería para el envío de cartas y paquetes.

A fuerza tienen que hacerlo con el servicio de Correos de México, lo cual es un absurdo, porque es hasta 10 veces más lento.

El mismo diputado federal me explicó que hizo una prueba para tratar de convencer a su líder de bancada, de que le dejara usar a Estafeta vs. Correos de México.

Envió dos cartas exactamente iguales en tamaño y peso al mismo destinatario. Con el servicio postal mexicano llegó en 9 días y con la empresa privada de mensajería, al día siguiente. Sí, el costo fue superior con la segunda opción, pero no como para volverse pobre.

Esta es la tónica de los recursos públicos destinados a los partidos políticos. Su uso es ocioso, opaco, dilapidante y grosero.

¿Cuántos hospitales se podrían construir con los $440 millones de pesos que se gastan cada día los partidos políticos y la cloaca esa de ineficientes, oportunistas y vividores que medran en el Instituto Nacional Electoral?

¿Cuántas carreteras? ¿Cuántos caminos para comunicar a las comunidades más alejadas del desarrollo nacional? ¿Cuántas escuelas? ¿Cuántos mexicanos hambrientos comerían? ¿Cuántos dejarían de dormir en la calle? ¿Cuántos alumbrarían sus noches a oscuras? ¿Cuántas calles se pavimentarían y dejarían de ser los potreros que ahora son? ¿Cuántas presas? ¿Cuántos ductos para llevar agua a dónde nunca la ha habido? ¿Cuántos hogares dejarían de cocinar con leña? ¿Cuánta más gasolina y otros combustibles producirían las refinerías que hoy operan a la mitad de su capacidad por falta de lana para su mantenimiento? ¿Cuántos tendrían acceso a la telefonía? ¿Cuántos al internet? ¿Cuántos negocios de los 127 que cierran cada día, seguirían abiertos si se les prestara dinero a sus dueños para seguir operando y crecer? ¿Cuántos créditos a los pymes salvarían del desempleo a millones de mexicanos que no tienen más opción que refugiarse en la informalidad? ¿Cuántos policías ganarían más de los miserables sueldos que se pagan en casi todo México? ¿Cuántos seguirían vivos si se capacitara mejor a quienes trabajan en el sistema judicial mexicano que por ineficiente deja libres a los dos días a criminales detenidos in fraganti? ¿Cuánta tecnología y equipo se podría comprar para hacer más eficiente al campo y a los mexicanos?

CAJÓN DE SASTRE

“Muchas preguntas y una sola respuesta: Nada de tumbarles la mitad del presupuesto que el gobierno regala a los partidos políticos, tal como propone el presidente. Hay que reducirlos a su mínima expresión, porque mientras menos sean, menor será el daño que le causan a México”, opina la irreverente de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.