El debate de hoy, más allá de filias y fobias, es sobre el modelo político-económico que se debe instaurar no solo en México, sino en el mundo y principalmente en el Continente Americano, así, el dilema está entre el regreso al Keynesianismo o la implementación del “neoliberalismo”.

La importación de ideologías 

Dentro de este debate internacional, en México generó mucha controversia la presencia de uno de los principales ideólogos de la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kishner e inspirador del regreso al keynesianismo, el politólogo y economista Axel Kicillof quien, de camino a Washington, hizo una parada en México invitado por dirigentes y legisladores de Morena y por el palero más cuestionable de AMLO, el gringo John Ackerman.

Kicillof es uno de los grandes exponentes del regreso de la teoría keynesiana. Es un economista argentino, actualmente diputado, ex ministro de economía, ex director de la empresa petrolera del país y diseñador de la política social de la dos veces presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kishner. Un académico con una obra amplia sobre economía y política social.

Keynes

La teoría desarrollada por el economista inglés Keynes, surge después de la crisis económica de 1929 y estuvo motivada para evitar las desviaciones y anomalías del liberalismo económico que provocaron la peor crisis del capitalismo. Keynes planteó, basando las causas de la crisis en la saturación de los mercados, que la solución debía ser a través de la intervención del Estado en la economía.

Consideró aumentar el gasto público para incrementar la demanda agregada y por ende, la producción, la inversión y el empleo, Para estimular la demanda, la teoría keynesiana considera que es a través de políticas monetaristas y fiscales, es decir, mediante la utilización de préstamos y recursos obtenidos de los impuestos.

Por su parte, el liberalismo considera la poca intervención del Estado, básicamente que éste sea para regular los mercados, evitando la mano invisible de Adam Smith que no atendió las causas de aquella crisis del 29.

 

¿Funcionan estos modelos? 

Al final se puede decir que ambos modelos en circunstancias y contextos determinados pueden funcionar y muy bien. El modelo keynesiano se implementó con éxito para rescatar a las grandes potencias mundiales de la crisis del 29 y mantener estabilidad en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Esto impactó en México de igual manera, con la intervención del Estado instaurada por el presidente Lázaro Cárdenas, que fue importantísima para generar industria, empleo y consumo.

El liberalismo, también dio importantes ventajas a las economías, sobre todo a finales de la década de los ochenta y en los noventa, cuando ahí se declaró, si se puede decir, el triunfo del liberalismo, con la “social democracia” instaurada por los mandatarios estadounidense, William Clinton y el primer ministro inglés, Tony Blair.

Sin embargo, ambas teorías en su implementación han caído en excesos y han derivado en severas crisis económicas, políticas y de corrupción.

La teoría keynesiana tuvo su ocaso en Latinoamérica, principalmente en las décadas de los setenta y de los ochenta y una segunda versión a principios del siglo XXI. Aunque algunos de mis críticos en Twitter me cuestionen porque hago referencias históricas, resultan ser muy importantes para entender el contexto actual y nuestro futuro, como bien lo hace a diario el presidente López Obrador.

No se pueden obviar las graves crisis económicas y políticas que muchos países latinoamericanos experimentaron en la década de los setenta y ochenta, como es el caso de Chile, Argentina, Brasil, Perú, Colombia, Venezuela y desde luego México, con los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo.

Ya en el siglo XXI, el regreso de la teoría keynesiana en Argentina, Venezuela, Brasil, y Corea, provocó fuertes crisis con un punto en común, déficits altos y, a veces, crecientes, lo que puso en evidencia la incapacidad que tuvieron los gobiernos de controlar el déficit al financiar el gasto con impuestos, deuda y con inflación, provocando una deuda sin control y una inflación que terminó por afectar mucho más a las clases más bajas.

El ejemplo más reciente y en boga por la visita de Axel Kicillof, es el de Argentina y del gobierno de Cristina Fernández que dejó a su país en una crisis económica y política bajo una acelerada devaluación e inflación y en lo político con una importante polarización de los diferentes grupos políticos, así como paralización de la economía y huelgas.

Por otra parte, en un excelente artículo titulado “El fin del neoliberalismo”, publicado en Milenio, el Dr. Leopoldo Gómez, da cuenta de la percepción del hartazgo social sobre el modelo que, a decir, favorece a unos cuantos, y de ahí cita al premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, “el neoliberalismo falló y debe ser sustituido por un capitalismo progresista que reconozca las virtudes de los mercados, pero también sus limitaciones y el papel del Estado”.

Neoliberales 

Al final, el debate entre neoliberales y keynesianos deja fuera a las teorías de izquierda. Hoy, quienes se dicen “de izquierda” en México y Latinoamérica lo más cerca que han estado de esa corriente de pensamiento es Keynes. Siendo quizá su principal promotor, el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien así es reconocido por el propio Kicillof en la entrevista que le realizara uno de los aliados del mandatario estadounidense, su paisano, John Ackerman “como confrontar al neoliberalismo y no morir en el intento: Argentina, México y la nueva ola conservadora en América Latina”, donde ambos reconocieron el liderazgo de las políticas de Trump y de ahí la presencia de Kicillof en Washington fortaleciendo el discurso del mandatario estadounidense, de quien seguramente obtendrá apoyo para que regrese Cristina Fernández al poder.

De hecho, la propia aspirante para ocupar por una tercera ocasión la presidencia, declaró recientemente su afinidad con Trump: “Miren los Estados Unidos: la economía vuela, tienen el índice de desempleo más bajo desde hace cincuenta años”.

Matar al Neoliberalismo 

En el debate entre estatistas y neoliberales, quedó nuevamente fuera la izquierda, por eso me quedo con la reflexión del Dr. Leopoldo Gómez “matar al neoliberalismo es fácil. Lo difícil es construir una alternativa más incluyente sin que la economía colapse en el intento”.