Como seguramente ya saben, el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador anunció que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) desaparecerá y en su lugar surgirá la Agencia Nacional de Inteligencia, que dependerá de la nueva Secretaría de Seguridad Pública, así lo dio a conocer el que será su titular, Alfonso Durazo.
La razón primordial que se dio para desaparecer el Cisen es en virtud del uso político que se ha hecho históricamente de él, que ha terminado por deslegitimarlo.
A pregunta expresa sobre esta decisión, el exdirector del Cisen, Guillermo Valdés, consideró que, si AMLO elimina el Cisen, carecerá de información necesaria para la seguridad nacional: “Se va a dar un balazo en el pie… y a la hora que empiecen a carecer de información, van a tomar decisiones basadas en suposiciones y no en hechos y es un riesgo dejar de contar con la información confiable”, aseguró.
No obstante, el Cisen carga a cuestas con una historia oscura, el portal Animal Político reportó en mayo de 2015, que, según archivos desclasificados del gobierno de Estados Unidos, el centro de inteligencia mexicano ha realizado “espionaje político doméstico” y “proporcionó información para satisfacer intereses políticos especiales”.
Los archivos secretos —desclasificados en respuesta a solicitudes de información interpuestas por el Archivo de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés)— destacan los peligros de estos programas de espionaje. Se reporta que las células de inteligencia que operaban en el Estado de México, que monitoreaban e investigaban las actividades de “políticos, empresarios, y líderes sociales”.
Pero no nos vayamos tan al pasado, recordemos el escándalo reciente sobre el software Pegasus, que según reveló una investigación publicada por el diario estadounidense The New York Times en 2017, fue utilizado para espiar a activistas, defensores de derechos humanos y periodistas mexicanos.
Pegasus, es fabricado por el grupo israelí NSO Group, y se vende exclusivamente a gobiernos. De acuerdo con la investigación del diario, tres agencias mexicanas gastaron al menos 80 millones de dólares en adquisiciones de NSO Group, una de ellas el Cisen.
Lo anterior, son sólo ejemplos del espionaje que según estas investigaciones periodísticas ha llevado a cabo el Cisen en contra de civiles, a lo largo de sus casi 30 años de existencia.
Jorge Carrillo Olea, fundó en febrero de 1989 el Cisen, que en un principio tenía una gran tarea, sería el encargado de respaldar una agenda de estabilidad y gobernabilidad en el país, desde un inicio trabajo en colaboración con las agencias de inteligencia de otros países como Israel, Estados Unidos, Colombia, por mencionar algunas.
Como bien dice Guillermo Valdés, desaparecer el Cisen o las funciones que proporcionan información de inteligencia que permite dar estabilidad al país, sobre todo en tiempos de conflictos con el narcotráfico y terrorismo a nivel mundial, sería un error garrafal, también lo sería mantenerlo en las condiciones actuales. Sobre todo, si el próximo gobierno habla de cambios sustanciales en la forma de gobernar.
Por ello es importante, tratar de entender la siguiente parte de la declaración de Durazo, quien afirma que se sostendrán lo “rescatable”, esperemos que así sea por razones de seguridad nacional.