1.- Desastres Naturales.- Justo cuando el país vive un aniversario más de los sismos de 1985, la plaga que representan los profesionales de la protesta aprovecha la coyuntura y entra en acción.

Lo hacen sobre todo aquellos que tienen cabida en algunos medios de comunicación.

Bien sea porque son medios son militantes de un proyecto como el de López Obrador, o bien porque otros medios pretenden disfrazar de plurales sus filiaciones empresariales o de contubernio con diversos niveles del poder.

Y es de verdad tragicómico cómo esa vertiente de los profesionales de la protesta trata de politizar el vandalismo producido por el desastre natural que padeció Baja California Sur a causa de Odile.

El vandalismo que ocurre al amparo del desconcierto, la desorganización gubernamental ante la presencia de un fenómeno natural que la rebasa, ha sido, lamentablemente un fenómeno recurrente.

Dice Federico Arreola, como ejemplo de lo que señalo en las líneas iniciales de esta columna, que John M. Ackerman culpa con una falta de objetividad supina, sesgada y de mala leche, al gobierno de Peña Nieto del vandalismo en Los Cabos.

Y Arreola tiene toda la razón.

Pero las expresiones de Ackerman son apenas un grito más del coro de los profesionales de la protesta que, también como polizontes del desconcierto, tratan de aprovechar el pasmo y la confusión de la sociedad ante la tragedia, para incriminar infantilmente de un hecho natural a un gobierno que se esfuerza, más bien que mal, pero se esfuerza, por atender los estragos sociales que causa un evento como Odile.

Pongamos en la memoria un caso de vandalismo de cuello blanco ante un desastre natural.

Un vandalismo más sofisticado, pero que permitió una utilización oscura de la ayuda internacional, ocurrió en 1985 cuando la capital de país se colapsó por el terremoto.

Se conoció una queja de organizaciones vecinales que reclamaban que la ayuda internacional para los damnificados, mucha de ella captada a través del organismo Caritas, que entonces capitaneaba el sacerdote Enrique González Torres, no llegaba a los destinatarios y que permanecía en bodegas a pesar de los reclamos de la gente que necesitaba con urgencia esa ayuda.

En esa ocasión el gobierno de Miguel de la Madrid y su regente capitalino, Ramón Aguirre, habían sido rebasados por las dimensiones de la tragedia y ya no eran partes importantes entre los actores del rescate.

Organizaciones no gubernamentales, con filiaciones partidistas evidentes, fueron piezas importantes en la organización de los trabajos de recuperación.

Y esos actos de vandalismo de cuello blanco realizado por una organización con harta afinidad a la derecha, el PAN en el 85 no la politizó por ser afectada todas sus corrientes, incluso a la iglesia católica.

La razón era por demás evidente.

Con Odile, a pesar de lo poco rentable que es políticamente ese trabajo, Peña Nieto no ha bajado la guardia y el gobierno se hace cargo de la reconstrucción de Baja California Sur.

Entidad que por cierto, ha sido gobernada los últimos 18 años por el PRD y el PAN respectivamente.

Y el PRI solo ha alzado la voz a través de la alcaldesa de La Paz, Esthela de Jesús Ponce Beltrán.

2.- Desastres Políticos.- Ante el desastre natural causado por Grupo México en Sonora, el PAN trata de ocultar el desastre político que vive aprovechando la coyuntura.

Dice el PAN que rompe con el gobierno.

Lo hace a través de Jorge Luis Preciado, su coordinador en el Senado. Y es consecuente, se supone, que también terminará sus acuerdos con el PRI.

El motivo es la solidaridad con el panista gobernador de aquel estado, Guillermo Padrés, a quien consideran abandonado y hasta cuestionado por la federación.

El gobernador Padrés, que tenía como carta crítica para las elecciones del próximo año en contra del PRI el caso de la Guardería ABC, ya que era evidente su influencia en la organización Manos Unidas, que pretendían endosar a los priístas, con la imagen del impresentable ex gobernador Eduardo Bours Castelo, del ex alcalde Gándara Ernesto Gándara Camou (quien libra una cruenta guerra sucia por obtener la candidatura 2015 del PRI al gobierno con su primo, el panista Javier Gándara Martínez) ha perdido la eficacia de esa estrategia a causa del desastre del río Sonora.

La razón es que la influencia del Grupo México en el PAN, manifiesta en el apoyo que Felipe Calderón les dio en el caso de la tragedia de Pasta de Conchos, volvió a sentirse en las acciones iniciales de Padrés ante el desastre provocado por la minera.

Ese acercamiento se llenó de sospechas de complicidad.

La primera de ellas, el anuncio de Padrés de que la minera había aceptado pagar una irrisoria cantidad de 300 millones de pesos por municipio afectado, cuando el daño total causado por la empresa fue de manera intencional, ya que aun después del incidente siguió vertiendo en el río Sonora material tóxico, está siendo calculado en más de 5 mil millones de pesos.

Al PAN, ante el desenlace que se prevé para el caso de la contaminación de la minera de Grupo México de Germán Larrea al PAN lo que más le conviene es estar en términos de relación institucional con el gobierno y no tratar de paliar su grave crisis interna simulando un distanciamiento con las autoridades que, la verdad, hace tiempo que no tiene.

3.- Desastres Mediáticos. Definitivamente la presente no es la mejor época del empresario Germán Larrea.

Después de la difícil situación que enfrenta a causa del envenenamiento de río Sonora, de sus mantos acuíferos y de las tierras de la región afectada, ahora Televisa le destapa una intención de hacerse de uno de los nuevos canales de TV abierta que pronto se realizará.

La consecuencia de esa pretensión de Larrea por hacerse de un medio de comunicación fue una aparatosa decisión de Televisa de separar al controvertido empresario de su consejo de administración.

Un verdadero escándalo mediático, al que lo único que le faltó a Emilio Azcárraga fue haberlo dado a conocer a través de la esquizofrénica Señorita Laura.

De esa intención de Larrea por convertirse en propietario de una televisora en la coyuntura de reforma de telecomunicaciones en marcha, ya varios periodistas habíamos conocido datos vía empresas como GE.

Lo que se pensaba en esos momento era que Televisa y Azcárraga Jean lo sabían y que Larrea era un prestanombres del consorcio para tratar de ser un factor de influencia definitiva en una nueva cadena.

¿Larrea llevará a Televisa a una escala de desprestigio como la que ocasionó al gobierno panista de Sonora encabezado por Guillermo Padrés?

Con más elementos eso lo daremos a conocer en próxima columna.