Acaba de decir Ciro Gómez Leyva, en Radio Fórmula, que el diario Reforma, propiedad del regiomontano Alejandro Junco de la Vega, tuvo problemas de impresión y que, por esa razón, no se distribuyó a tiempo. A las 7:30 AM de este lunes los ejemplares de papel del periódico más influyente de México no habían empezado a venderse en las calles de la Ciudad de México.
Al parecer, el problema se debió a una falla técnica en una de las máquinas rotativas. Pero debió haber sido algo más complejo, ya que a las 7:45 AM de este día, la página de internet de Reforma también estaba fuera de operación.
Hace no muchos meses, trascendió que Reforma despidió a más de 100 empleados, casi todos periodistas, la mayoría de su sección local.
El hermano mayor de Reforma –El Norte, de Monterrey– también despidió, según se ha comentado en círculos periodísticos, a una cantidad importante de personas.
No he escuchado que la crisis económica haya llevado a despidos en Mural, de Guadalajara –el tercer periódico del Grupo Reforma–, pero lo cierto es que la empresa como un todo está en problemas.
Ojalá el mejor, más inteligente y creativo editor mexicanos de periódicos encuentre la fórmula para salir de los problemas.
Desde luego, no le va a resultar sencilla la transición al internet al grupo de diarios que mejor entendió, en sus inicios, la era de lo digital.
Reforma, como algunos grandes diarios del mundo –Financial Times, Washington Post, Wall Street Journal, New York Times– no ofrece todo su contenido en forma gratuita en internet.
Pero, ni hablar –suponiendo que les vaya bien con su política de cobrar en internet al FT, al WSJ, al NYT, etcétera–, lo cierto es que Reforma, a pesar de su calidad, está lejos de ser un diario global con lectores dispuestos a pagar en decenas de países del mundo.
El negocio de papel de Reforma está muriendo –no solo por los problemas en sus rotativas; sobre todo, porque la gente se informa en internet– y, por su política de cobrar para entrar a su página web, la versión digital del diario de Alejandro Junco tiene pocos lectores.
Si, hace dos o tres años –con las redes sociales con menos fuerza que en la actualidad–, el Reforma hubiera ofrecido totalmente gratuitos sus contenidos en internet, hoy sería el líder en usuarios únicos: superaría con facilidad, así lo creo, a El Universal y a SDP Noticias.
Me pregunto si ahora, con las redes sociales como el principal canal de distribución de noticias, Reforma si deja de vender sus contenidos en internet llegará al primer lugar.
Creo que inclusive si deja de cobrar, a Reforma le resultará muy complicado ubicarse entre los primeros lugares en la clasificación de los sitios de internet con más lectores.
Pero, para sus propietarios, lo de menos debe ser eso. El gran reto es cómo pagar la enorme estructura con la que ahora cuentan dependiendo cada día más de los ingresos digitales, que son infinitamente menores a los que se tenían en los tiempos de auge del papel impreso.
De todo corazón deseo que Reforma, El Norte y Mural superan sus problemas. Son grandes diarios. México, sin duda, los necesita.