La mañana del jueves 29 de abril de 2021 murió Luis Reyes Brambila, fundador y director del diario Vallarta Opina, periódico líder y el más longevo de los que se publican fuera de la capital del estado de Jalisco.
Con él se va una parte importante de la memoria histórica del Puerto Vallarta de los últimos 50 años. Originario de la ciudad de Guadalajara, fue ahí donde inició su carrera periodística, que lo llevó también a ser asesor de algunas empresas. Sus amigos de aquellas épocas relatan que un día les llegó con la noticia de que se iba de Guadalajara a Puerto Vallarta, con la idea de abrir un periódico. Todos lo tiraron de loco, le aseguraron que no tardaría en regresar, pues consideraban que una empresa así, en un lugar que en los setenta no era ni la sombra de lo que es hoy, estaba destinada al fracaso.
Fue el 13 de mayo de 1978 que el diario Vallarta Opina publicaría su primer ejemplar y desde entonces, hasta el día de hoy, no ha dejado de aparecer ningún día. Reyes Brambila solía contar lo difícil que habían sido sobre todo los primeros años, porque los vallartenses que tenían negocios estaban acostumbrados a anunciarse en la radio y casi nadie quería hacerlo en un periódico. Pero la tenacidad, la constancia y el apoyo de sus amigos fueron la clave para que poco a poco Vallarta Opina se convirtiera en “el diario de los vallartenses”.
Como director de su periódico, pero también a través de diferentes organismos (fue presidente fundador de la Asociación de Profesionales en Relaciones Públicas de Puerto Vallarta, presidente del patronato de la Cruz Roja y presidente del patronato del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, entre otros) se convirtió en un activo participante en la sociedad vallartense desde finales de los setenta hasta su muerte.
De su mano, a Vallarta Opina le ha tocado documentar los cambios más significativos en ese puerto del Pacífico: la llamada “época de oro de Vallarta”, posterior a la popularidad que le dieron Elizabeth Taylor y Richard Burton, quienes vivieron un intenso y breve romance que tuvo como telón de fondo el puerto, la construcción del aeropuerto internacional, que literalmente abrió las puertas del mundo a Vallarta y la construcción de grandes desarrollos turísticos.
No hubo personalidad destacada que visitara Puerto Vallarta en los ochenta y noventa que no apareciera en las páginas de Vallarta Opina. Quienes visitaban la oficina de Reyes Brambila, podían apreciar los cientos de fotos que colgaban de las paredes, en las que aparecía él con Julio Iglesias, Víctor Iturbe “El Pirulí” … artistas, políticos, deportistas. Al mismo tiempo, Reyes Brambila escribió centenas de artículos en el diario, la mayoría de ellos firmados con seudónimo y alimentó con ellas lo mismo información exclusiva que trascendidos.
Si alguien quería estar enterado del qué, cómo y cuándo, había que leer Vallarta Opina. Luis Reyes Brambila se convirtió entonces en un personaje esencial en el puerto, una referencia, alguien a quien todo el mundo conocía e incluso acudían a él para solicitar algún tipo de ayuda.
Quizá la labor más destacada en los terrenos del altruismo la llevó a cabo a través de la Fundación de Becas para Estudiantes de escasos recursos del Colegio Americano.
Tarde que temprano, su activismo iba a conducirlo hacia el terreno de la política y así, en el año 2000, se convirtió en el candidato del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia municipal de Puerto Vallarta. De esa etapa hay toda una historia qué escribir, pero trataré de resumirla: en plena campaña, su contrincante, el candidato del PAN, Rodolfo Domínguez, murió de una neumonía mal tratada (curiosamente en el mismo hospital en el que él murió) y entonces tuvo que ser sustituido. Reyes Brambila, que hasta entonces lidereaba las encuestas, tuvo que competir contra dos candidatos: el sustituto y el muerto, pues la gente de Vallarta votó sentimentalmente a favor del difunto.
Un poco dolido por haber perdido, caviló sobre aceptar ser regidor o definitivamente regresar al diario. Finalmente decidió quedarse en el cabildo y encabezó una férrea oposición y contrapeso al gris gobierno panista del presidente Pedro Ruiz Higuera. Fue entonces cuando me invitó a ser director editorial de Vallarta Opina, cargo en el que estuve hasta 2004. Obviamente, fue en este periodo en el que más trato tuve con él, pues no hubo día que no comiéramos, cenáramos, habláramos por teléfono, incluso cuando salía del país.
Luego nuestra amistad, con la distancia (él en Vallarta, yo en Guadalajara), se volvió intermitente, pero jamás distante. Siempre que nos veíamos continuábamos la conversación que habíamos dejado pendiente.
Quienes trataron de cerca a Luis Reyes Brambila coinciden en que era un tipo encantador: gran conversador, excelente contador de anécdotas, las charlas con él podían durar horas. Siempre, en las mesas en las que él se sentaba en fiestas o reuniones, las miradas y oídos estaban puestos en sus conversaciones.
La labor de Luis Reyes se extendió también al terreno de las conferencias, no le faltaba pretexto para invitar a periodistas, intelectuales, políticos y académicos a que viajaran a Vallarta a pasar unos días y ofrecieran alguna conferencia a los lectores del diario y al público en general.
También editó al menos unos 7 libros, entre los que destacan Puerto Vallarta, 100 años de historia; Kenna: cuando el destino nos alcanzó, sobre los destrozos causados por el huracán que destruyó el malecón y alrededores del centro de Puerto Vallarta y Vallarta Opina: 30 años. Además de Vallarta Opina, Luis Reyes Brambila fundó también, en 1980, el diario en inglés Vallarta Today, en 1994 el periódico Nayarit Opina y en 2012 el periódico Riviera Nayarit Opina. En 2004 recibió el Premio Vallarta en la categoría de Cultura, que es el máximo galardón que dan el pueblo y gobierno de Puerto Vallarta a sus ciudadanos, y en 2007 recibió el Premio Vallarta por su apoyo a la promoción turística del puerto a través de las páginas de las publicaciones del grupo editorial Vallarta Opina.
En el prólogo del libro Vallarta Opina Milenio: 30 años, Reyes Brambila escribió:
“Para volver a vivir, para guardar justa memoria, para que permanezca en la memoria colectiva lo que valió la pena, para recrear el manojo de buenos recuerdos: No te digo adiós, mientras no me olvides”.
Por eso la muerte de Luis Reyes Brambila no es un adiós, sino una espera hasta que llegue nuestra próxima conversación.