Cada uno de los partidos políticos que forman parte de nuestro sistema electoral, incluyendo los tres que recientemente consiguieron su registro ante el Instituto Nacional Electoral, tiene su propia plataforma electoral, tienen en teoría su propia misión y visión, todos han plasmado en sus estatutos y declarado que sus principios y objetivos son buscar el bien del país y el de sus ciudadanos; en el cómo conseguir ese bienestar tan anhelado por todos está la diferencia entre unas corrientes y otras. Tradicional  y coloquialmente los conocemos como partidos de izquierda, de derecha, de centro, nacionalistas, progresistas, demócratas, liberales, socialistas, etc.

El artículo 41 constitucional dice que “los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan”. (énfasis añadido)

Estas diferencias en los programas, principios e ideas son los cómos y los porqués cada uno de los partidos políticos considera que puede, en caso de resultar ganador en las elecciones, llevar por buen camino la conducción del país; antes, durante y después de cada proceso electoral, se agudizan y se hacen más notarias, en cuanto más cerca estamos de la jornada electoral los constantes mensajes vía televisión, radio, volantes, mantas, bardas pintadas e incluso hasta mensajes al teléfono celular y al de la casa se incrementan sin importar el nivel de gobierno ya sea federal, local o municipal, los diferentes candidatos casi casi nos juran que ellos son la única y verdadera opción para salir adelante, y que solo ellos son poseedores de la verdad absoluta, dedican demasiado de su tiempo y recursos de las campañas en hacer notar y querer convencer al respetable electorado de que todos los demás (candidatos y partidos) están equivocados, y se dan, como ya es costumbre, los ataques y descalificaciones de unos a otros.

Una vez terminado el proceso electoral y teniendo ganador, es muy común que quienes no fueron favorecidos con el voto de la ciudadanía casi de inmediato se preparen para intensificar los ataques al vencedor, ya después, digamos en la cotidianidad política, los levantones de las mesas de discusión, las protestas, el abandono de alguna cámara legislativa y las declaraciones y llamados a manifestarse en contra de tal o cual iniciativa de ley es cosa común.

Todo lo anterior no debe sorprender a nadie, sin importar la latitud donde vivamos ni el partido que esté en el poder en cualquiera de las entidades federativas o municipios, todos lo hemos vivido, todos lo leemos y vemos en las noticias, los partidos políticos se dicen tan diferentes unos de otros, tan diametralmente opuestos, a todos nos llama la atención cuando vemos que salen los lideres de dos o más partidos a dar alguna declaración conjunta, no hace mucho lo vivimos con el “Pacto por México”, de verdad que sin calificar los resultados obtenidos por dicho pacto, a todos nos sorprendió y la gran mayoría aplaudimos el que existiera la madurez política de dejar a un lado los colores de cada partido y hasta por un momento parecía que pensaban todos en México como un todo, duró poco tiempo el gusto, ahora sí que existió mientras tenía que existir.

Al término de la luna de miel llamada “Pacto por México” todos volvieron a atacar a todos, muchos desconocieron incluso sus propias palabras, otra vez volvieron a ser tan diferentes, tan ajenos unos de otros, como en realidad lo han sido siempre.

Pero si se dicen ellos mismos tan diferentes, se acusan de mentirosos y traidores unos a otros, aprovecho para comentar, personalmente en un evento me tocó escuchar que presentaron a un diputado pero se equivocaron y dijeron que era de otro partido al que en realidad pertenecía o representaba, de inmediato como si le hubieran faltado al respeto, el afectado increpó a quien dirigía el evento para que corrigiera, fue muy notoria la aberración que sintió el representante popular al decirle que era de otro partido, si de verdad son así como y porque hacen coaliciones con aquellos a los que han llamado traidores a la patria, de verdad como han llegado a manifestar ahora sí tienen coincidencias con el partido coaligado, más bien pareciera que lo único que quieren es que no gane tal o cual partido o candidato y camaleónicamente dejan a un lado sus postulados.

La Ley General de Partidos Políticos “LGPP” en su Artículo 87 dice que a nivel federal los partidos políticos podrán formar coaliciones para las elecciones de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de senadores, de diputados por el principio de mayoría relativa y a nivel local para las elecciones de Gobernador, diputados a las legislaturas locales de mayoría relativa y ayuntamientos, así como de Jefe de Gobierno, diputados a la Asamblea Legislativa de mayoría relativa y los titulares de los órganos político-administrativos de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal.

Pareciera que la propia LGPP en su artículo 88 busca un poco de congruencia en estas coaliciones y dice que solo podrá haber tres tipos de coaliciones, totales, parciales o flexibles, entendiéndose como coalición total, aquella en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo proceso federal o local, a la totalidad de sus candidatos a puestos de elección popular bajo una misma plataforma electoral, es decir, van juntos en todo.

Coalición parcial la clasifica como aquella en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo proceso federal o local, al menos al cincuenta por ciento de sus candidatos a puestos de elección popular bajo una misma plataforma electoral.

Y por último la coalición flexible, aquella en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo proceso electoral federal o local, al menos a un veinticinco por ciento de candidatos a puestos de elección popular bajo una misma plataforma electoral.

Pareciera quizá irrelevante esta clasificación, pero con ello por lo menos no veremos qué coaliciones del partido A con el B por uno o dos municipios o diputaciones y del mismo partido A con el C coaligados para otros tres, ahora la tendrán que pensar más antes de llegar a este tipo de acuerdos interpartidistas, pues estas coaliciones afectarán desde las prerrogativas hasta el reparto de curules por representación proporcional aun y cuando solo están permitidas para el principio de mayoría relativa en el caso de diputados federales y locales y senadores.

Con lo anterior está claro que las coaliciones son legales, las permite nuestra Constitución, pero, ¿son éticas y congruentes? La última palabra la tiene usted amable lector, la tenemos cada uno de nosotros al acudir a las urnas y hacer efectivo el derecho de emitir libremente nuestro sufragio.

 

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Diego García Vélez

@dgv1968