Según el gobierno, al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo lo acribillaron, en el aeropuerto de Guadalajara, por una lamentable confusión. Es la verdad oficial, pero nadie la toma en serio.

Según el gobierno, a Luis Donaldo Colosio lo mató un asesino solitario. Es la verdad oficial, pero todo el mundo piensa que es una enorme mentira.

Según el gobierno, Juan Camilo Mouriño murió en un accidente de aviación. Es la verdad oficial, pero la gente piensa otra cosa.

Según el gobierno, alguien se robó el cadáver de Heriberto Lazcano, El Lazca. Es la verdad oficial, pero a nadie ha convencido.

Y, ahora, según el gobierno, al niño de Cinépolis Ermita, en Iztapalapa, lo mató una bala perdida. Es la verdad oficial, pero parece una verdadera tomadura de pelo.