29 de abril de 2024 | 11:09 p.m.
Opinión de Daniela Esquivel

    El verdadero problema de la migración centroamericana

    La gente escapa de sus países de origen con la única esperanza de encontrar una realidad económica y social diferente
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    En los últimos años la política nacional e internacional ha centrado su atención en las cuestiones migratorias. Con un discurso cargado de prejuicios hacia la gente que decide buscar oportunidades en otros territorios, las decisiones han estado encaminadas a impedir que personas indocumentadas crucen fronteras, con toda la violación de derechos humanos que esto implica.

    A principios de la década de los ochentas, y como resultado de los diferentes conflictos políticos, sociales y económicos que se estaban vivenciando en Centroamérica, se llevaron a cabo los primeros intentos de movilidad, mismos que fueron protagonizados por centroamericanos que llevaban al territorio mexicano en condición de refugiados. Posterior a ello, los flujos migratorios comenzaron a buscar derribar fronteras cada vez más lejanas.

    México, debido a su ubicación geográfica, se ha convertido en uno de los países con más cantidad de migrantes en el mundo, integrado los tres tipos de migración conocidos: origen, tránsito y destino. Pese a que las cifras son difíciles de estimar, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) estima que son alrededor de 5mil personas dentro del territorio mexicano las que ingresan de manera ilegal cada año.

    El aumento en la migración ilegal de un país a otro ha tenido como resultado el incremento en la violación de derechos humanos, ya que dichas personas se vuelven blancos fáciles de delitos como el tráfico y trata de personas, tanto ellos como sus familias. Según un informe presentado por la Organización Mundial de las Naciones en el 2003, casi la mitad de la gente que entra de manera ilegal a un país se vuelve víctima de estos delitos. Situación que se complica debido a vulnerabilidad y exposición a las que se someten al atravesar grandes y peligrosas extensiones del territorio nacional.

    Aunado a todas esas situaciones de indefensión, el 25% de los inmigrantes mexicanos y el 28% de los provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica (integrado por Guatemala, Honduras y El Salvador) son niños y jóvenes menores de 20 años. Debido a estos altos índices se detonó una crisis humanitaria en el 2014.

    Hasta finales del siglo XX la trata de personas migrantes era encabezada principalmente por los denominados “polleros” o “coyotes”; sin embargo, en los últimos años, a estos grupos criminales se le unieron organizaciones de narcotraficantes y crimen organizado que se dedican al secuestro masivo de personas indocumentadas con el fin de expandir su propio financiamiento.

    En su mayoría, las familias de migrantes centroamericanos desconocen el paradero o el estado en el que se encuentran sus seres queridos, y sus condiciones no se prestan para poder exigir a las autoridades del país extranjero para poder saberlo. Es por ello que es necesario crear un programa coordinado entre gobiernos y sociedad civil de las diversas naciones que permita que familiares y autoridades puedan buscar y recolectar la información pertinente.

    Entonces, para la creación de políticas enfocadas en este fenómeno cada vez más grande, habría que pensar primero en las causas que provocan estos flujos migratorios, sin criminalizarlos. La gente escapa de sus países de origen con la única esperanza de encontrar una realidad económica y social diferente, esperando convertirse en beneficiarios de una vida digna, muy lejana a la que han experimentado.

    También es necesario crear estrategias focalizadas en disminuir la vulnerabilidad de las personas indocumentadas a través de leyes efectivas, programas sociales que los protejan, medios judiciales accesibles para ellos y atención en el estatus legal que los hace invisibles en territorio ajeno.

    Existen algunas organizaciones no gubernamentales que, pese a que por falta de recursos y apoyo institucional no han podido atender a cada una de las necesidades de las personas indocumentadas, han creado alternativas de apoyo para esta población. Tal es el caso de Proyecto TEMINI, una iniciativa mexicana reciente que tiene la intención de acercar a los migrantes centroamericanos y a sus familias a organizaciones nacionales e internacionales que los puedan apoyar, al mismo tiempo que brinda recomendaciones de viaje, seguridad y contacto.