En el número que circula esta semana de la revista Proceso, aparece un reportaje de Rafael Croda, influyente colaborador del diario PULSO de Bogotá, publicación que lleva como lema “Pasión por los Negocios”, en el que enjuicia y aplasta a la telefónica CLARO, propiedad del mexicano Carlos Slim que domina cerca del 80% del tráfico de llamadas en Colombia, afirmando:

“Empresarios, banqueros y políticos colombianos piden al presidente Juan Manuel Santos que frene el avance de Carlos Slim en el mercado local de las telecomunicaciones. Señalan que su empresa CLARO –filial de América Móvil- tiene una “posición monopólica” y solicitan que se restrinja su participación, o que de plano se excluya, de la subasta del espectro radio-eléctrico de la telefonía de cuarta generación que el gobierno planea para 2013”.

El reportaje de Croda sin embargo apenas se menciona algunas declaraciones de políticos y analistas colombianos sobre el caso.

El redactor de estas notas estuvo en Bogotá visitando empresarios y banqueros en un viaje que coincidió con el de Aurora Berdejo (recordada amiga y gran reportera) y logró entrevistar a Manuel Marulanda, el legendario Tiro Fijo.

El ambiente que encontré entre ellos para Carlos Slim era espléndido.

Así como en mi nota de ayer dije que el magnate mexicano paseaba por Cartagena disfrutando las calles que cruzan la colonial ciudad, tranquilo y con seguridad; proyectando invertir en aspectos de la economía colombiana como el petróleo, el inmobiliario y la televisión abierta (Slim ya tiene un importante mercado de la TV restringida en esa nación) fue como lo percibí en aquella ocasión.

Hoy veo que no existe muy buena comunicación entre los departamentos comerciales y editoriales de PROCESO.

Enjuician, yo diría que con cierta superficialidad, a uno de sus principales clientes como es Tel Mex.

Y se liga el comentario anterior a una nota del inefable Carlos Marín sobre “su versión” acerca de las verdaderas razones que lo llevaron a salir de PROCESO.

Esa nota de Marín, cuyos mejores momentos ahora en Milenio son los que le permite la sangre liviana de Jaime Almeida hablando de canciones vernáculas, califica a Julio Scherer García de “impreciso” y “desmemoriado” cuando le recuerda su salida de PROCESO.

En su nota Marín también habla de que había firmado un convenio con TELMEX y alguna otra empresa.

Igual que a Rafael Croda, yo le creeré a Marín algo de lo que hoy dice hasta que publique cómo fue entrada a MILENIO de la mano de Federico Arreola, a quien yo vi decirle “jefe y amigo”.

La opinión pública sigue estando informada a medias de asuntos críticos, torales de la vida de México.

PROCESO ayudaría mucho con un reportaje sobre el debate de la incursión de Slim en la televisión mexicana.

Tiene autoridad moral para hacerlo. De la misma manera en que ha analizado la posición de los cabilderos de Emilio Azcárraga Jeán que insisten en que esa empresa “fabricó un presidente de México”. Posición de Televisa que molesta a muchos de los más cercanos peñistas, empezando por David López Gutiérrez, y que en nada abona a lo que esa empresa pueda promover al presidente electo de México, que nunca será rehén de empresa alguna.

Menos de una igualmente monopólica que TELMEX, cuando su reto está frente a los mexicanos mas desposeídos, los que siguen sufriendo la pobreza o la extrema pobreza.

Por supuesto que el país sigue entrampado en una madeja de intereses, pero el caso es que Carlos Slim sí ha hecho una importante tarea en la transformación de algunos aspectos de la vida nacional.

Y no es como lo pinta el reportero de PULSO, Pasión por los Negocios, editado en Bogotá y encaminado en México por PROCESO, la revista que corrió a Carlos Marín.

Así empieza la semana.