Cualquier persona que niegue que en la redes sociales jugarán - y han jugado- un importante papel en los comicios de este año, tiene los ojos vendados. No cabe duda de que los partidos -por no hablar de los candidatos- están invirtiendo cada vez más dinero en sus campañas digitales, lo que significa menos dinero para pintar paredes, imprimir panfletos, y spots de radio y televisión. Obviamente todavía no se equipara, pero ahí va.
Esto surge no sólo del evidentísimo impacto que las plataformas Cibernéticas están teniendo en el acontecer diario de México (por Dios, sólo hay que recordar Ayotzinapa), sino que los organismos políticos tienen la gigantesca ventaja de que las campañas en la redes sociales no están reguladas por el Instituto Nacional Electoral (INE).
Por ejemplo, tanto el PRI como el INE, consideraron un enorme triunfo sacar del aire el comercial del PAN en donde hacen referencia los relojes millonarios de César Camacho y la Casa Blanca de Peña Nieto y su esposa. Indiscriminadamente, los tacha de corruptos y hasta hijos de la chin&@". Sin embargo, si su retiro de los medios tradicionales ha hecho algo al partido blanquiazul, es sólo beneficiarlo. Desde entonces, los panistas se han puesto la bandera los mártires, víctimas de la represión, silenciados por un abusivo árbitro electoral; lo que ha llevado que a través de sus páginas de Facebook, distribuyeran el polémico spot con mucha más fuerza, incluso invirtiéndole buena cantidad de dinero en publicidad propia de la red social.
Que, por cierto, es mucho más barata (y efectiva) que un anuncio en cualquier televisora.
Este es solo uno de tantos ejemplos.
Los candidatos ya no necesitan invertir mucho dinero en la creación de vídeos para que se transmitan en la televisión. De hecho, es económicamente erróneo hacerlo. A estas alturas, ya todos sabemos que basta un buen discurso de un candidato dicho ante una cámara (desde un iPhone hasta una GoPro), para hacer un vídeo viral. Ejemplos muy claros son las vídeo columnas de periodistas independientes que llegan a tener millones de reproducciones. Un candidato, con los correctos medios de difusión e invirtiendo dinero más bien en esto y no en la producción, puede llegar a hacer lo mismo y más. El problema es que siguen gastando el recurso en promover sus fotos besando bebés, abrazando viejitas, y toda la politiquería que no sólo ya conocemos, sino que ya nos tiene hartos.
Si uno de los candidatos quiere ganar estas elecciones convenciendo a la gente, y no por ser considerado "el menos pior", tiene que romper con estos vicios de la tradición político-mediática. Debe apostarle a lo funcional, a lo básico, a lo simple.
Y si nadie está dispuesto a hacerlo... Estamos perdidos.
Escríbeme, @memocalzada