Los “expertos” en estrategia o mercadotecnia política saben perfectamente que a los votantes que somos seres humanos comunes y corrientes en su gran mayoría, tenemos emociones básicas que nos impiden pensar con claridad para saber diferenciar entre lo que nos conviene al resto como pueblo o país y entre lo que a los montados en el poder político les concierta.

Como ya lo he comentado en este espacio anteriormente, la colocación del mensaje llevado a cabo durante el periodo del PAN en el gobierno federal, realizó un espléndido trabajo al manipular la imagen de Andrés Manuel López Obrador como “Un peligro para México” vendiéndonos la imagen de éste como la de un ser maligno que sólo buscaba o busca perjudicarnos como país, claro hay miles sino es que millones que todavía creen en esto sin prueba contundente alguna porque su mente fue manipulada de tal manera que el concepto quedó insertado en su psique.

El miedo al cambio

Los seres humanos por naturaleza estamos configurados para sentir miedo, miedo a perder principalmente lo que tenemos aunque sea muy poco, miedo a perder una pareja aunque sea una verdadera desgracia estar con ella, miedo a perder un “estatus” social o económico, miedo a perder un trabajo aunque sea mal remunerado y los jefes se aprovechen de nuestra necesidad y falta de convicción para buscar otro empleo, miedo a perder amigos para no sentirnos solos aunque en muchas ocasiones se aprovechen de nosotros, miedo a exigir nuestros derechos y miedo hasta para cumplir nuestras obligaciones. Por estas razones la palabra cambio nos aterra y sólo cambiamos nuestro entorno cuando somos expulsados de él, porque nos deja la pareja, porque nos despiden de un empleo, porque nos quedamos sin dinero, porque los amigos nos abandonan y sólo así es como nos concentramos en nosotros con una gran tristeza y comenzamos a hacer uso de nuestra independencia. Claro, en la mayoría de los casos no sucede ya que cambiamos nuestro entorno pero no exigimos ni sabemos pedir ni interrelacionarnos en circunstancias de igualdad, de tú a tú, con equidad y sobre todo sin la idea de democracia en nuestras cabezas.

Qué mejor ejemplo para demostrar nuestro miedo colectivo que unas elecciones

Aquellos colocados en el poder llevan una ventaja sobre sus oponentes políticos y es algo a lo que podríamos llamar “zona de confort” donde los gobernados ya se han acostumbrado a los gobernantes aunque como comenté anteriormente, realicen actos de impunidad o corrupción que es en nuestro agravio como sociedad volviéndose millonarios con el dinero de todos, acostumbrados a los índices de delincuencia y a la incapacidad de resolverla, acostumbrados a la falta de crecimiento económico ya que estamos capturados por ellos en un acto de total devaluación personal, familiar y social funcionando como simples espectadores de atropellos, corruptelas, enriquecimientos y mentiras deseando que se vayan, pero con miedo a sacarlos nosotros mismos en las urnas.

Pégame pero no te vayas

Pareciera que como sociedad somos totalmente permisibles al atropello nos pueden pegar con los aparatos de justicia, robar las arcas con total impunidad y aun así seguimos pensando que van a cambiar.

Lo anterior es un dibujo del pensamiento colectivo de los habitantes del estado de México donde el PRI ha estado en el poder durante 88 años, donde nunca otro partido ha ganado la gubernatura, donde los índices de violencia, delincuencia, homicidios y feminicidios son los más altos del país, donde la gente en su gran mayoría vive en la pobreza, donde el transporte público es el mejor ejemplo del tercermundismo y la estructura feudal de un partido como lo es el PRI que insiste en tener el control de su principal bastión político y económico, claro se aferran y demuestran que también tiene miedo a perder sólo que como mencioné anteriormente ellos tiene la ventaja de estar en el control y poder estatal.

No vivo en el estado de México porque me parece uno de los peores lugares para vivir en este país, jamás hemos visto progreso o cambios reales pero eso sí, es el lugar donde habitan grandes virreyes políticos gracias al profundo miedo al cambio.