Es unánime: Ricardo Anaya se llevó el debate. De acuerdo con encuestas como la de Reforma y otros estudios de opinión que se hicieron, Ricardo Anaya fue el más claro, el más incisivo y el más preciso en sus intervenciones. No sólo porque es quien tiene el proyecto más sólido, sino porque el cambio que él propone cada vez es mejor incorporado por amplios segmentos de la población. Anaya llevó el protagonismo y cuestionó a López Obrador por contradicciones muy palpables entre su discurso y los hechos.

López Obrador calló durante el debate. Típico de él. Sólo se escucha a sí mismo. No contestó los cuestionamientos relevantes que le hizo Anaya. Por ejemplo, si dicen estar tan en contra del FOBAPROA, ¿por qué Morena propone a un candidato que lo aprobó? Una contradicción más. Si dice López Obrador que todos los males de México empezaron con Salinas y el neoliberalismo, ¿por qué no abandonó el PRI en ese momento? Y en materia de sus propuestas: ¿Qué es la amnistía? ¿Por qué no nos dice a qué criminales quiere perdonar? No podemos permitir que López Obrador pase la campaña sin decir a quién le quiere dar impunidad. Es muy grave.

López Obrador no respondió, tampoco, a cuestionamientos directos como ¿por qué hace alianzas con Elba Esther Gordillo o Napoleón Gómez Urrutia? Le dijo Anaya: tú y yo tenemos muchas diferencias, pero te reconocía que eras un opositor al sistema, sin embargo, en esta elección estás haciendo alianzas con todos esos que antes señalabas como la mafia del poder. De la misma forma, Anaya le recordó que se ha rodeado de corruptos por muchos años y que su idea de honestidad no resiste ante los constantes casos de corrupción que afectan a sus hombres más cercanos. Anaya cuestionó, puso los puntos sobre las íes, a lo que AMLO no respondió.

México no puede tener un Presidente que no da la cara. No podemos tener a un Presidente que esquiva dar explicaciones cuando el país las reclama. No podemos tener un Presidente que se rodea de corruptos, que mantiene su partido como su fuera una empresa familiar y que pretende perdonar a los criminales nada más porque se le ocurrió. Todo México fue testigo de la incapacidad de López Obrador para ir más allá de sus spots, para hilvanar ideas congruentes y para defender sus principales propuestas. Por el contrario, Anaya fue claro y dejó sobre la mesa propuestas que han tenido éxito en otras latitudes.

La democracia es debate y pone a prueba el verdadero temple de quienes compiten por la Presidencia de la República. López Obrador se fue enojado, ni siquiera se despidió de la y los demás candidatos. El PRI ya se va y las mexicanas y mexicanos podrán elegir entre dos tipos de cambio: el de López Obrador que incluye a Elba Esther Gordillo y al círculo de corruptos, al “Napito”, el perdón a Salinas de Gortari y a Peña Nieto, y a su pacto de amnistía con los criminales, o la propuesta de Anaya que parte de las exigencias más sentidas de la sociedad civil. Nadie tiene duda: el único que puede parar a AMLO es Ricardo Anaya.

Lic. Verónica B. Juárez Piña

Dirigente Nacional del PRD