“Hoy es un día de alivio, pero también de tristeza...” Con estas palabras, el jefe negociador por parte de la Unión Europea, Michel Barnier, anunciaba el fin de un matrimonio por conveniencia que duró 47 años entre la Unión Europea y Reino Unido. Por su parte, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, publicó en su cuenta de twiter: The deal is done; acompañado de una foto con los brazos abiertos, esbozando una gran sonrisa como lo haría aquel niño que espera la ovación por haber anotado el gol de la victoria, o el capitán que ha salvado al barco del naufragio.

El suspenso, la política del más bajo y del más alto nivel, han sido parte de esta trama que sin duda por su desarrollo y consecuencias, marcarán la historia en el mundo.

Hasta hace unos días, la posibilidad de un brexit sin acuerdo tomaba fuerza, pues la entrada en vigor del brexit esta prevista para el 1 de enero de 2021 y el Parlamento Europeo había fijado como fecha límite para el acuerdo, el pasado 20 de diciembre.

Esto no significaba un total desacuerdo, pues desde enero de 2020, existe un acuerdo que cubre algunos aspectos entre ambas partes. No obstante, si no se concluían las negociaciones, en cuanto acabase el 2020, la UE y Reino Unido comerciarían bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio.

Tres temas bloqueaban las negociaciones:

Gobernanza. Este punto trata sobre la correcta aplicación del acuerdo y a quién se acudirá para dirimir controversias. Este conflicto se intensificó cuando Reino Unido publicó la ley del mercado interior.

Level playing field. Se refiere a la igualdad de condiciones entre las empresas. La UE exigía garantías para una competencia justa en materia laboral y ambiental.

La pesca en aguas británicas. Este sector no representa fuertes ingresos para Reino Unido (0.12 % del PIB) sin embargo para los británicos, recobrar el control de sus aguas significaba “recuperar el control de su soberanía”.

Estos puntos comenzaron a resolverse:

Gobernanza. Reino Unido se comprometió a eliminar la ley del mercado interior y se estableció un mecanismo de arbitraje y paneles de expertos para dirimir controversias; es decir, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, no será competente.

Level playing field. El 16 de diciembre, para evitar que las empresas británicas tuviesen ventaja sobre las de la UE, se estableció un mecanismo vinculante para que ambas partes se protejan en caso de que no se respete el acuerdo, y se fijó una clausula de no regresión en materia ambiental que Reino Unido se compromete a respetar.

Pesca. Se acordó un recorte del 25% de las capturas por parte de la UE en aguas británicas durante los próximos 5 años y medio.

El acuerdo alcanzado aún debe de pasar por diferentes fases legislativas. Particularmente, debe de ser aprobado por la Cámara de los Comunes en Reino Unido y por los 27 embajadores de la UE. Esta aprobación será provisional ya que también se requiere la aprobación del Parlamento Europeo y esta no será hasta enero de 2021.

El acuerdo es extenso y aún faltan por conocerse los detalles, pero sin duda, es un acto histórico y un ejercicio de democracia del que desde ahora es posible materializar algunas reflexiones.

El Sr. Barnier, jefe negociador de la UE, realizó una labor titánica. Demostró que la cosa pública requiere de seriedad y trabajo de unidad, pues no solo logró negociar con varios gobiernos británicos, establecer una dialéctica con los estados miembros de la UE y en general con los europeos, sino que al mismo tiempo, consiguió conservar la unidad de los 27 a pesar de las diferencias que existen entre ellos.

Esta tortuosa separación no puede hacernos olvidar su origen: un nacionalismo inglés, una temeraria apuesta del ex primer ministro Cameron y un sin número de falacias y enredos de demagogos como Boris Johnson, quien hizo creer a los británicos que el brexit los beneficiaría en todo y para todo. Sobre la labor de la Sra. May, esta abonó a la división de su país al optar por un brexit que representaba una fórmula más dura de la que los votantes pro-brexit creían haber votado en 2016.

Reino Unido ahora se encuentra en medio de 3 potencias comerciales: la UE, Estados Unidos y China y difícilmente podrá ser parte de alguna de estas potencias ¿Pretenderá el Sr. Johnson construir una 4ª. potencia? No lo sabemos, pero lo que sí ha quedado de manifiesto es que contra todo pronóstico, los 27 han demostrado una unidad impecable digna de todo elogio y una defensa del mercado único que ha servido como principio unificador.

Ahora, la UE liberada de la inercia que ejercía Londres sobre su estructura, podrá aprovechar esta nueva configuración para intensificar su cohesión y su posicionamiento en el mundo.

El brexit finalmente, ha solidificado la democracia, la institucionalidad y ha destacado el poder que los 27 tienen desde la unidad.

*El autor es abogado egresado de la UANL y posgraduado de la Universidad de París I-Sorbonne.