Todos los sudcalifornianos de origen que vivimos fuera de la bella Baja California Sur estamos consternados con el paso del Huracán ?Odile?. A todos nos embarga la tristeza y nos duele ver a nuestro estado literalmente devastado.

Creo que la mayoría vivimos momentos de angustia por decir lo menos, cuando al paso de las horas, de los días, no podíamos comunicarnos con nuestras familias.

Días posteriores vimos en medios nacionales cómo los corresponsables evidenciaban el desastre que dejó a su paso ?Odile?. Casi 3 mil postes de energía eléctrica besaron el suelo. Todo el municipio de Los Cabos se mantuvo una semana en penumbras, lo mismo parte de La Paz, imposible en los primeros días la labor para la CFE. No había agua, ni purificada ni para bañarse. Las señales de internet y de telefonía también se fueron para no regresar en días.   

La desesperación y la situación trajo consigo el pillaje, la rapiña, el ultraje desmedido. El descontrol de la gente terminó por dar al traste a Los Cabos. Tiendas y establecimientos, pequeños y grandotes, totalmente saqueados. Lo mismo escuelas que recintos federales de gobierno. Hasta domicilios particulares padecieron el vandalismo. 

El gobierno federal, apenas terminó el desfile de Independencia, viajó a Baja California Sur para percibir de primera mano la magnitud de los daños. Un aeropuerto cabeño en ruinas ?y no el tradicional Arco de Los Cabos- fue la postal que recibió a Peña Nieto. 

Se anunció un puente aéreo de ayuda para damnificados y de traslado para turistas varados. También un plan de reactivación económica para la zona afectada. Osorio Chong envió policías federales y parte de la recién creada Gendarmería Nacional para apaciguar los saqueos, aunque sin mucho éxito.

A la par el país entero inició una campaña nacional de donación de víveres. Agua purificada y alimentos la prioridad dado que el desabasto comenzó a hacer estragos. Las imágenes de destrozos empezaron a recorrer el país y el grito de apoyo al unísono se escuchó para Baja California Sur.

Mientras tanto, el político sudcaliforniano Ricardo Barroso, flamante senador de la República por Baja California Sur, cometió una falta que habla de su poca calidad moral como persona.

El tipo, en medio del desastre que ahoga a la bella península, se puso a repartir despensas. Que no es malo pues la gente ocupa alimentos, lo criticable y aberrante, es que lo haya hecho con un claro fin propagandístico. Con un innegable objetivo político e intentando sacar tajada electoral.

Que alguien le recuerde a Ricardo Barroso que Baja California Sur se encuentra lidiando con el que podría ser el peor desastre natural en su historia. Quizá solo superado por el catastrófico Huracán Lisa que mató a miles (alrededor de 7 mil personas) de paceños en 1976, y que el gobierno mexicano, en la voz de Jacobo Zabludovsky solo reconoció 600.

La muestra la puso el diputado federal perredista Silvano Aureoles, hoy también Presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Unión y michoacano de origen, quien hizo bien al sugerir que los legisladores donaran un mes de sueldo para la causa sudcaliforniana.

¿Y tú senador Barroso? ¿Tú qué hiciste? ¿La cabeza te alcanzó solamente para repartir despensas con tu nombre e imagen? ¿Eso fue lo único que aprendiste en el costoso diplomado de políticas públicas que tomaste en Harvard? Que por cierto te pagó la misma ciudadanía mediante el Senado.  

?Hay que ser cochinos pero no tan trompudos? dice un dicho. Es una total desfachatez, que la clase política se ponga a pensar en política (valga la redundancia) cuando lo que urge es ayuda y solidaridad sin distingo, sin cuestiones partidistas.

Cabe recordar que algunos diarios de corte nacional, ya señalaron a Barroso Agramont como uno de los senadores menos productivos de la actual legislatura. Es decir, como uno de los más flojos. Porque para variar, siempre está haciendo política, de esa política ruin que no beneficia a nadie, de esa política que solo busca acaparar y mantener espacios privilegiados. Al senador se le olvida que está representando a toda la Baja California Sur, no únicamente a su partido ni a sus propios intereses.

Ricardo Barroso es todavía un político joven, tiene el mérito de haber sacado al PRI -en cierta forma- del hoyo en donde estaba sumido en territorio sudcaliforniano. En parte ofreciendo una cara fresca, supuestamente diferente a los políticos priístas de antaño. Con ideas y de bases nuevas, esto a pesar de amistades tan cuestionables como las del mismísimo Humberto Moreira.

Sin embargo, el tiempo ha ido mostrando su verdadero yo. Que podrá ser joven por fuera, pero por dentro es idéntico a la clase política que tanto criticamos y que nos tiene hartos, que nos tiene cansados de personas oportunistas, que buscan sacar provecho de cualquier situación por más desleal que sea.

Física, anímica y económicamente Baja California Sur está hecha pedazos, ocupa la ayuda de todos, no puede ser que haya personas sin escrúpulos que estén pensando en regalar despensas con su nombre para posicionarse rumbo a las próximas elecciones del 2015.

El hoy senador ya perdió la gubernatura una vez en 2011, se quedó cerca. Pudo convertirse en el Gobernador más joven en la historia de México, superando incluso al actual Gobernador chiapaneco Manuel Velasco. Pero perdió, precisamente por joven. En ese momento de nada le sirvió derrochar un dineral en la campaña, como nunca antes se había visto en una contienda estatal sudcaliforniana.   

Dicho lo anterior no vaya ser que ahora la pierda nuevamente, pero por parecerse y actuar como los viejos priístas, rancios y deshonestos, que buscan su propio beneficio y el de sus allegados. Pues recuerden que si hace como pato, camina como pato y vuela como pato, pues es un pato.   

P.D. Ayuden y donen por Baja California Sur, realmente lo necesita. Lo pueden hacer desde cualquier centro de acopio habilitado en el país. Sin propaganda partidista por favor, no la frieguen. No sean babosos como este Barroso.