Internet anda alborotado con la historia de Knickers, el buey gigante:

√ Tiene siete años y es la más reciente sensación en Australia.

√ Mide 2.33 metros de altura, más que cualquier jugador de basquetbol.

√ Pesa 1,400 kilos. 

√ Es un ejemplar de Holstein-Friesian.

En México, o muy cerca de nuestro país, hay un pinche güey gigantesco —no por sus defectos, sino por los de su suegro— al que nadie entiende por qué carajos va a condecorar el presidente Enrique Peña Nieto.

La palabra güey, como sabe cualquier mexicano, tiene varios significados.

La Real Academia Española conoce solo uno: “persona tonta”, que puede ser el significado más elegante, pero no el único.

En realidad güey quiere decir muchas cosas, algunas contradictorias entre sí: tonto, amigo, camarada, compañero, incondicional, enemigointeligentetrastornado, valiente, hijo de la chingada, pendejo, mierda.

Inclusive güey se escribe de distintas maneras: wey, we, huey.

El hecho es que alguien se pasó de güey al convencer a Luis Videgaray y a Enrique Peña Nieto de que era buena idea entregar al yerno de Donald Trump el Águila Azteca.

Ayer por la tarde no veía yo nada de malo en que Jared Kushner se llevara esa, la máxima orden que concede nuestro país a las personas respetables de otras naciones.

Total, me dije, se entregan tantas de tales águilas a gente de todo tipo —200 al año, según ha dicho en El Financiero el ex canciller Jorge El Güero Castañeda— que una más no podía representar ningún problema para México.

Hasta me pareció exagerado el tuit del respetado historiador Enrique Krauze:

Pero, después de haber leído esta mañana no solo la prensa mexicana, sino algunos diarios extranjeros, cambió mi forma de pensar.

En efecto, ahora estoy convencido de que fue una enorme metida de pata de Videgaray y Peña Nieto —salientes secretario de Relaciones Exteriores y presidente de México— haber tomado la decisión de otorgar el Águila Azteca al esposo de Ivanka Trump.

¿Había necesidad de que el presidente Peña terminara su administración honrando a alguien como el yerno de Trump que, seguramente, no solo no agradecerá el gesto, sino que en cuanto reciba el Águila Azteca: dará las gracias con cortesía, se tomará un par de fotos, después se quitará el collar —o la cruz, la banda o lo que le entregue el presidente de México—, pasará la condecoración a algún asistente y no volverá a acordarse en toda su vida de la mas alta distinción que nuestro país otorga a un extranjero?

No calcularon EPN y Videgaray que si para ellos el señor Kushner es un güey a toda madre con el que se llevan de pocas tuercas, para el resto de los mexicanos —y para prácticamente toda la población mundial— ese hombre y su suegro son unos pinches güeyes absolutamente despreciables.