Aurelio Nuño está a cargo de la SEP por la misma razón por la que Fidel Herrera es cónsul en Barcelona: por ser cuate del presidente.

Si el actual secretario de Educación hubiera estudiado en escuelas públicas, es improbable que hubiera creado las redes de amistad y compadrazgo necesarios para llegar a ocupar un lugar estratégico en el gabinete presidencial.

En México, la meritocracia, las credenciales académicas y la idoneidad que se exige a los docentes, pero no así a funcionarios que ocupan puestos clave y toman decisiones ídem, no tienen el peso de ?las relaciones? necesarias para ocupar un puesto público del calibre de una secretaría de Estado.

Por eso, la pregunta ?¿inscribirías a tu hijo en una escuela pública??, que el periodista Federico Arreola formula al político en la entrevista concedida a SDPNoticias[1], tiene por lo menos dos problemas, pero también en ellos radica la aportación al debate acerca de la visión que tiene de la Educación, quien hoy ocupa el escritorio de Vasconcelos.

Y es que para responder el cuestionamiento, antes alguien tendría que haber explicado a Aurelio Nuño que las escuelas privadas no son mejores que las públicas y que su respuesta ?hecho grave, pues es el secretario de Educación quien responde?, avala una falacia que a algunos grupos en el poder conviene consolidar como verdad incuestionable.

Es Blanca Heredia, quien después de analizar los resultados de la prueba PISA en 2012, contrasta los resultados de la prueba en las escuelas públicas y privadas en México:

?(?) para las tres competencias que evalúa PISA ?lectura, matemáticas y ciencias- los puntajes de ambos tipos de escuela en México si bien menores que sus homologas en la OECD, son más bajos para las privadas mexicanas vis a vis las privadas OECD que para las escuelas públicas del país frente al promedio de las públicas OECD?[2]

Heredia concluye con tres preguntas cuyas respuestas tienen que ver con la obra ?Mirreynato. La otra desigualdad? de Ricardo Raphael:

1.- Si las escuelas privadas no son, en general y en particular si controlamos por nivel de ingreso, mejores que las privadas ¿cómo justificar su existencia?

2.- ¿Será que, al menos en el caso mexicano, sirven no para obtener una mejor educación, sino para certificar el origen de clase o para acceder a un estrato socio-económico superior vía el acceso y cercanía a personas de iguales ingresos altos o de mayores ingresos?

3.- ¿Es esa una razón válida para justificar su existencia?

Ricardo Raphael desarrolla de manera brillante la correlación entre escuela privada, construcción de redes de ?relaciones? que se tejen al margen del desempeño académico del sujeto y el surgimiento de los Mirreyes, como modelo a seguir por una nueva generación de jóvenes en México.

Leer esta obra es entender cómo operan el poder y los poderosos en nuestro país y por qué la otra desigualdad consiste en buscar la sombra o el mecenazgo del ungido en lugar de apostar por la formación humana y académica que apuntale la propia valía del júnior. En este tema, la cultura del esfuerzo no viene al caso: es de tontos porque cuesta trabajo, se necesita humildad y forja el carácter.

Lo anterior responde en parte las preguntas de Heredia y al mismo tiempo, explican la posición de Aurelio Nuño como secretario de Educación.

Si no está informado acerca de que la escuela privada no es superior ?en términos académicos?, que la pública ¿qué hace ahí?

El tema no es menor, pues el problema educativo es ?más allá del discurso oficial-, una cuestión prioritaria de la que dependen otras como la democracia, la equidad y el bienestar de la ciudadanía.

Si el asunto del fracaso educativo en nuestro país fuera una batalla y el presidente estuviera al frente del ejército ¿a quién elegiría para liderar las tropas, dirigir la estrategia y organizar a la gente?

Vale la pena imaginar si Leónidas en la batalla de las Termópilas, Alejandro Magno en Gaugamela, Aníbal en Zama, Julio César en Alesia, Napoleón en Austerlitz hubieran elegido como generales a sus cuates, en lugar de los guerreros mejor entrenados y más adecuados para la batalla, evidentemente otras historias se hubieran contado. Lo mismo pasa en México.

Ese es el verdadero debate detrás de la pregunta ?¿inscribirías a tu hijo en una escuela pública?? Esa es la catástrofe que rodea el tema educativo en nuestro país: para triunfar, necesita todo, excepto la educación en sí misma y el actual Secretario de Educación Pública es un ejemplo viviente del tragicómico meollo del asunto.

¿Usted qué opina, estimado lector?

[1] http://www.sdpnoticias.com/nacional/2015/10/28/inscribirias-aurelio-a-tus-hijos-en-una-escuela-publica

[2] http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/las-escuelas-privadas-en-mexico-por-que-y-para-que-existen.html