Así el Mundo:

Después de tres semanas, por fin los mercados mostraron números positivos. El Dow Jones aumentó durante la semana 12.84%, el S&P 10.26% y el Nasdaq 9.05%. El IPC de la Bolsa Mexicana de Valores no siguió la tendencia observada en los indicadores bursátiles estadounidenses al registrar una disminución de 1.07%, como resultado de un viernes aciago, en el que se registró una caída de 5.34%.

Durante la semana el mercado norteamericano parecía mostrar una recuperación sostenida, sin embargo, en el último día de actividad hubo un retroceso: el Dow Jones registró un deterioro de 4.06%, S&P de 3.37% y Nasdaq de 3.79%. Los rebotes en la semana fueron espectaculares, el Dow Jones, el martes 24 de marzo, había subido más de 11%, su mejor día desde 1939. El optimismo para algunos analistas parecía más que sustentable, pero en una línea de tiempo “más vale paso que dure y no trote que canse”.

Desde el inició de la semana se había anunciado un paquete de rescate económico en los Estados Unidos, dándole un impulso vital a los mercados. En tiempo récord, el viernes, después de tres días, el Congreso norteamericano aprobó un paquete por 2.2 billones de dólares, cifra que representa el 10 por ciento de su PIB y que constituye el rescate más grande en su historia. Estos recursos se destinarán a apoyos masivos para empresa golpeadas por la crisis, fondos para nuevos desempleados, pagos directos a hogares y asistencia económica a estados y al sector salud. Hay gente que piensa que México podría emprender un rescate de esa naturaleza, que sólo se está dando una aspirina. Señores, por favor, pongan los pies en la tierra.

El signo preocupante fue que el viernes, cuando se sabía que estaba ya por aprobarse este inmenso paquete económico, se registró un importante detrimento en los mercados. Lo anterior sólo se podría explicar por la sensación que genera una difícil situación económica y la percepción de un mal manejo de la crisis sanitaria. El mal pareciera ser más que la inyección de recursos y los pronósticos de la tendencia del mercado son reservados, porque existen expectativas desfavorables. La terca realidad, más bien, mueve al pesimismo. Enlistemos las causas de la mala percepción:

Uno. El Fondo Monetario Internacional declaró que el mundo ya está en una clara recesión, que es peor que la de 2009 y que las economías emergentes requerirán apoyos de hasta 2.5 billones de dólares (casi 2 veces el valor de la producción anual de México), además de requerir la reestructuración de sus deudas, difiriendo sus pagos.

Dos. Las principales economías mostraran una contracción sin precedentes en el primer semestre y algunas, como Alemania, ya se encontraban en franca recesión antes de que llegara la crisis sanitaria. Algunos pronósticos – creo exagerados – señalan que la actividad económica en Estados Unidos podía decrecer hasta 50% en el segundo trimestre del año, afectando sobremanera porque este país participa con alrededor de 25% del PIB mundial. Los malos augurios indican que la contracción global en 2020 podía sobrepasar el uno por ciento.

Tres. Las cifras de desempleo empiezan a desbordarse. En Estados Unido, por ejemplo, las solicitudes por beneficio de desempleo ascienden a 3.3 millones de trabadores.

Cuatro. Casi un tercio de la población del planeta se encuentra inactiva productivamente, por estar bajo las restricciones de aislamiento que exige el flagelo del virus.

Cinco. El epicentro de la enfermedad coronavirus ahora es Estados Unidos, con más de 100 mil 200 casos y casi mil 600 decesos (cifras al 27 de marzo). Se critica a la administración del presidente Trump por no haber tomada las medidas de prevención a tiempo; además de que se requiere ampliar la infraestructura hospitalaria para hacer frente al coronavirus. Las medidas recomendadas por la OMS, pese al deseo de Trump de reactivar la economía el 12 de abril, se están dando y ya existe cuarentena parcial en 12 estados y 14 ciudades, afectando a 223 millones de habitantes.

La memoria es cruel porque tiende siempre al olvido y aun cuando el presidente Trump quiera poner en el imaginario colectivo los buenos tiempos: “hace 22 días teníamos la mejor economía del mundo, todo iba bellísimo”, parece que la crisis inexorable le ha llegado. La adversidad política se agudizará en la medida que no se pueda contener la crisis económica- sanitaria y aun cuando la empresa Gallup muestra que tiene un índice de popularidad de 49%, debe recordarse que electoralmente todo cambio es esperanza.

Así México:

En México, la elite que promueve el desastre continúa con su labor de desgaste, no entiende que ante la magnitud de la crisis es necesaria una tregua, que primero está el bien común y que los esfuerzos se deben de dirigir a quienes menos tienen, a los que van a sufrir más. Los intelectuales y periodistas que inundan con mensajes calamitosos los medios y las redes sociales, seguramente van a sufrir con la pandemia, pero menos; su enojo lleva más de un año, cuando el gobierno de López Obrador le quitó sus privilegios.

En un discurso inusual, pero correcto, Salinas Pliego les pidió a los “fifis” mesurarse. Coincido, no existe actitud más denigrante que clamar por la dislocación social cuando lo que esta en juego son la vida y el empleo de miles de mexicanos. ¡Ojalá y rectifiquen!

En la semana todo parecía ir bien en los mercados bursátil y cambiario, las buenas noticias relacionadas con el buen manejo de la pandemia, así como el anuncio del paquete tendiente a proteger a los más necesitados - entre los que se incluyen las pequeñas y medianas empresas y negocios familiares - y la reactivación de la demanda a partir del consumo interno, habían causado una buena impresión. La bolsa mexicana de valores seguía los mismos pasos del mercado norteamericano, es decir, su aliento; de repente, el jueves, después de mediodía, sorpresivamente inició un retroceso en la pizarra bursátil y en el tipo de cambio; encontrándose como única explicación la baja en la calificación soberana de México que hizo S&P.

El Financiero viendo hacia adelante señaló que la mejora en la calificación dependerá en mucho de una política económica efectiva que aliente la confianza de los inversionistas, en clara alusión a la suspensión de la construcción de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali, que detuvo una inversión de 1 mil 500 millones de dólares. Más allá de que la forma, una consulta popular, pudiera no ser la correcta, vale la pena analizar que resulta más costoso: la pérdida de una cuantiosa inversión o la sobrevivencia de una comunidad por el agua. Veamos:

Uno. Lo primero que sobresale es el error político del secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo Manzur, y de otros funcionarios de la SEMARNAT, quienes aseguraron que existía viabilidad hídrica para la construcción de la empresa cervecera y con números alegres señalaron que la disposición del agua para este proyecto sólo representaba el 1% del total del agua destinada al Valle de Mexicali.

El Colegio de la Frontera Norte ha indicado que ese 1%, es porque se está comparando con el volumen de agua del Estado; de ser así hay que dejar claro que, dentro de un hábitat, lo primero que debe considerarse es el impacto en la localidad o en la zona. A los pobladores de Mexicali, les puede importar lo que acontezca en su estado, pero primero esta la sustentabilidad en el medio que viven.

Las declaraciones precipitadas de la SEMARNAT desvirtuaron el proceso, e hicieron pensar que la instalación de planta era viable, aun cuando existían evidencias que demostraban la existencia de estrés hídrico.

Dos. En Mexicali existen dos fuentes importantes de abastecimiento de agua: el Rio Colorado y el Valle de Mexicali. La primera está sobreconcesionada y la segunda se encuentra en veda rígida desde los años sesenta. Debe tomarse en cuenta que Mexicali se encuentra en una zona árida, que tiende a su desertificación y que la población sobrepasa el millón de habitantes, lo que significa un incremento de 318%, si se toma como año base 1970.

Tercero. Es evidente que en el Valle de Mexicali existe una escasez crítica del agua, porque la disponibilidad apenas sobrepasa 1 mil 100 metros cúbicos al año y se prevé que en 10 años la escasez pudiera ser extrema al registrarse una relación per cápita inferior a mil metros cúbicos de agua. Es importante señalar que convencionalmente se habla de escasez extrema cuando la disponibilidad por habitante al año es menor a mil metros cúbicos de agua y se habla de escasez crítica cuando va de mil a 1 mil 700 metros cúbicos.

Cuarto. La recomendación 1/2020 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, priorizó el derecho humano del agua, impidiendo la violación de este derecho indispensable para la sobrevivencia humana en perjuicio a la población de Mexicali.

Cinco. El prestigiado investigador del Colegio de la Frontera Norte, el Doctor Alfonso Andrés Cortez Lara, haciendo un análisis de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la construcción de la planta cervecera, concluyó, en 2018, que se pretendía hacer uso de hasta 20 millones de metros cúbicos del agua, lo que equivale a la quinta parte de lo que consume toda la ciudad de Mexicali en un año y cerca del 44 por ciento de las reservas de dicha Ciudad.

Por un ajuste del proyecto, se habla de 5.7 millones de metros cúbicos de agua; sigue siendo mucho, significa 6% del consumo anual del agua de la ciudad de Mexicali y 12.5% de las reservas del agua.

El análisis del proyecto y de la MIA inició hace más de tres años, ante la insensibilidad de que los negocios y la economía están primero. El tufo daba señales de falta de honradez, tal como se deriva del análisis del Doctor Cortez; eso fue lo que no pudo percibir de entrada la SEMARNAT. Se ha perdido, sí, una inversión de 1 mil 500 millones de dólares, también se tendrá que afrontar el pago de indemnizaciones, pero primero está el derecho humano del agua. La sobrevivencia de una comunidad.

 

Así Puebla:

El Doctor López-Gatell todos los días nos demuestra que es un científico convencido; mereciendo el reconocimiento de toda la sociedad mexicana por su esfuerzo, tenacidad y gran talento. Su magnífica intervención ha alargado el punto de inflexión de la pandemia lo más lejos posible; a tal punto que México cuenta con el reconocimiento de la OMS por su excelente desempeño y de los expertos que consideran que la transición de la fase 1 (“Importación de Casos”) a la fase 2 (“Transmisión Comunitaria”) se dio con una precisión milimétrica.

Lleno de envidia, de manera intencionada, el médico Julio Frenk Mora ha intentado en diferentes ocasiones de desprestigiar y descarrillar el trabajo del notable epidemiólogo, que ahora se destaca, según la prensa internacional, como uno de los mejores del mundo. Habría que decirle a Frenk que como médico y como hombre de ciencia tendría que solidarse, ponerse a las órdenes de López-Gatell y de no hacerlo, sería bueno que acudiera a las clínicas y centros hospitalarios para prestar sus servicios, más aún cuando el mal se está extendiendo a la gente humilde.

Otros políticos demeritan la actividad del Gobierno Federal y de quien dirige la campaña sanitaria, con comentarios frívolos que rondan en la estulticia. No entienden que en tiempos de crisis las palabras se deben utilizar cuidadosamente; que deben infundir lo mejor de la esencia humana: valor para contener el miedo: enjundia y esperanza. Las palabras tienen que ser tan virtuosas que deben dar aliento a la transformación; deben hacer énfasis que todo desastre es una oportunidad de mejoría. Las palabras deben también elevar la vida de lo material a lo espiritual, la apuesta de Pascal en un momento de crisis no debe ponerse en duda: “aunque no se conoce de modo seguro a Dios, lo racional es apostar que si existe.

Señor Gobernador Barbosa en este momento debería procurar no hablar. No lo debe hacer, para hablar se necesita ideología, vocación de servicio, inteligencia, emoción y simpatía si lo que se quiere es decir una ocurrencia. Debe suspender sus conferencias y giras y mantenerse callado, recuerde también que el silencio es oro, acepté la recomendación de “El Fisgón” póngase el tapabocas y retírese temporalmente de la casa de Gobierno. Es mejor que se enclaustre en su domicilio particular; acuérdese de la recomendación de la sana distancia. ¡No haga daño!

Si, aun así, por conciencia, desea cumplir con la difícil tarea de gobernar su Estado, no genere desgobierno con sus dichos; recuerde que la esencia de las palabras depende de la pausa inteligente que se da para decirlas: ¡hay que apresurarlas lentamente!