José Stalin, quien nunca honró su nombre bíblico, igual que Mengele y Goebbels, fue quizá, el ser más inhumano del siglo XX, aún más que Hitler; él fue quien inició la moda de los genocidios de Europa en 1932, en Ucrania; de una manera cobarde ayudó a orquestar el asesinato de León Trotsky en México, solo por el hecho de desaparecer al judío elegido de Lenin y lograr el poder soviético absoluto, no le importaba saber de los millones de soldados rusos que morían sin armas en las manos en el frente occidental durante la operación Barbarroja con la que se enriquecía el gobierno que presidía todos los días impresionantemente. Se calcula que por culpa de Stalin murieron en la Segunda Guerra Mundial la mitad de personas del total, es decir, 25 a 30 millones.
Stalin cumplía ya 75 años antes de morir, pero su energía era la misma de siempre, sus discursos públicos reflejaban la misma exaltación e ironía de toda su carrera, quería iniciar un sistema comunista muy personal por el que sus colegas, incluyendo a Nikita Jruschov, estaban en desacuerdo, los mismos que ya estaban planeando que desapareciera el nombre de la ciudad de Stalingrado del Globo Terráqueo; Stalin ya contaba, antes de su muerte, con el control de bombas atómicas que ponían nerviosos a toda la Humanidad, incluyendo al mismo escritor Jean Paul Sartre, pero lo más controversial de Stalin antes de su muerte fue haber propuesto crear campos de concentración judíos en la Unión Soviética, en represalia a la acción contradictoria de varios médicos y políticos judíos rusos, y claro que esto iba a consternar a David ben Gurión, el Primer Ministro israelí, quien poco tiempo antes había impedido que el partisano Abba Kovner llevara tóxicos químicos a Alemania para envenenar 4 de sus pozos de agua.
David Ben Gurión siempre fue un pacifista, pero si él fue el que orquestó el envenenamiento fallido en un inicio de Stalin, pero que al final, después de 4 días, el 5 de Marzo de 1953, surtió efecto, sería considerado, además de fundador del Estado Judío, un justo.
NOTA CULTURAL: La película: “Enemigo a las puertas” del 2001, con Ed Harris, expresa visualmente de una manera extraordinaria el instinto negativo de guerra de Stalin.