La Estela de Luz del Bicentenario y su irregular construcción e inauguración es ya lo de menos. La sociedad se encarga de ubicarla en su lugar: Museo a la corrupción, Estela de Pus, Suavicrema, Estafa de Luz, nuevo elefante blanco, etc. El disgusto es evidente. Es probable que esta tardía, costosísima y oscura obra desaparezca en algunos años, cuando los cuarzos translucidos comiencen a caerse uno por uno -como una por una comenzaron las goteras en la mega biblioteca Fox-, cuando sea manifiesto que no se trata de ningún emblema, ícono o hito, como desea su caprichoso inaugurador, sino de un inútil adefesio de muchas toneladas, un símbolo, en todo caso, a la ineficiencia de un régimen muy irregular. 

 

En enero de 2012, cuando el PRI y la izquierda tienen listos a sus candidatos a la presidencia, el PAN continúa el juego para tratar de sacar a su candidato del tercer lugar que le espera. La tarea no es fácil. Tanto Ernesto Cordero como Josefina Vázquez Mota cargan tras de sí el peso que arrastra Felipe Calderón en sus cinco años de lastre y mal gobierno. ¿Cómo hacer para desprenderse de semejante cola? No pueden.

 

No es la luz, la hermosa y vívida estela de un cometa al medio de la noche lo que expresa el figurón de Reforma. Es una larga cola de agravios a la sociedad, al país que el panismo no ha sabido gobernar. Traición, corrupción, crimen, inseguridad, desconfianza, desempleo,…, el apéndice que se anexará al candidato electo del PAN. A Santiago Creel no se le considera porque arrastra una cola más larga y más vieja aún. La de un zorro, la que algunos prefieran ver como la cola de “un asno con botas”.

 

¿Quién ganará la elección de julio? La moneda está en el aire entre volver al gravoso pasado priista o dar una oportunidad al cambio, a la opción de la izquierda. Lo único seguro es que 2012-2018 está perdido para el panismo. Vicente Fox y Felipe Calderón han confirmado la magistral prospectiva sociológica de Daniel Cosío Villegas en 1947: El fracaso del PAN.