Defender a Carmen Aristegui está muy bien. Ella no debe dejar la radio, claro que no. Pero no tiene sentido culpar al nuevo coordinador o director de Comunicación Social de la Presidencia de México, Eduardo Sánchez. Hoy lo hizo Julio Hernández, en La Jornada. Creo que Julio no ha analizado correctamente el problema entre la conductora de MVS Noticias y los dueños de la empresa.

Son los señores Vargas los que se ponen nerviosos con lo que Carmen da a conocer. En el gobierno no parecen molestos ni con Aristegui ni con MVS. Esta radiodifusora no ha dejado de recibir publicidad oficial y a Carmen ningún funcionario público le niega entrevistas.

Tampoco Carmen está peleada con todo el mundo. Cada vez que dialoga en su programa con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se nota la buena relación entre ellos. Hace poco tiempo, cuando Videgaray tuvo que salir a dar su versión acerca de una nota del Wall Streert Journal, Carmen lo trató muy correctamente, hasta con aprecio. Unos minutos antes de esa entrevista, Carlos Loret de Mola había sido bastante duro, hasta pinche, con el titular de la SHCP.

El problema entre MVS y Aristegui no es político, sino de control interno. Carmen quiere, porque así piensa ella que deben ser las cosas, hacer exactamente su voluntad en el horario matutino de MVS Noticias, algo que a la empresa no le parece adecuado. Sus propietarios, sobre todo el más visible de ellos, Joaquín Vargas, quisieran influir en el noticiario de Carmen, pero la periodista no los deja.

Ese es el conflicto. Fuera de eso, creo que se llevan muy bien. Hasta amigos deben ser la señora Aristegui y el señor Vargas. Por lo demás, Carmen Aristegui no ha dudado en defender, a su manera, es decir, con cierto rigor periodístico, los intereses legítimos de MVS. Por eso está tan peleada con Televisa.

¿En qué va a terminar la historia? Francamente, no lo sé. Un matrimonio tan mal avenido solo puede resolverse con un divorcio. Un feo divorcio porque afecta fuertes intereses. Lo complicado para ambas partes no es la separación, sino lo que sigue.

Más allá de Carmen Aristegui no hay en MVS periodistas brillantes. Son de segunda división, y hasta de tercera, todos los otros conductores de noticias en la empresa de los Vargas. Y las posibilidades de contratar figuras no son elevadas. Las estrellas, como Ciro Gómez Leyva y Adela Micha, están a gusto en sus equipos. MVS, sin Carmen, tendría que olvidarse de las noticias.

Por su parte, la señora Aristegui, sin MVS, tendría que olvidarse de la radio para concentrarse en el internet, donde ya es bastante exitosa. Pero?

Entiendo que a Carmen le dé flojera la opción de vivir solo del internet, ya que además de periodista ella tendría que actuar como empresaria para garantizar los ingresos y lidiar con los costos. Sin socios multimillonarios, los temas operativos y comerciales son un terrible dolor de cabeza.

Es una maravilla el periodismo realizado con un excelente sueldo pagado por quién sabe quién. Pero es espantoso el periodismo visto como una PYME. Sí, PYME, Pequeña y Media Empresa.

Curada de espanto, si saliera Carmen de MVS no creo que le interesaría ligarse a otro ricote. Difícilmente apetecerá repetir los problemas que hoy tiene con Vargas. No es ingenua la señora Aristegui, así que no va a creer en las promesas que le haga cualquier empresario importante que le baje el cielo y las estrellas.

Así las cosas, si ella se queda sola tendrá que trabajar el doble, cosa que desde luego no le asusta. La señora Aristegui, entre otras virtudes, es muy trabajadora. Pero lo más probable es que le dé bastante flojera tener que combinar su pasión, el periodismo, con las ventas, la aburrida lectura de estados financieros, las proyecciones de costos y todas esas vulgaridades absolutamente detestables de la vida empresarial, que si son muy latosas en el caso de las grandes empresas, resultan de verdad un infierno para las PYMES.

Además de lo ramplón, ordinario y corriente que resulta la actividad administrativa ?no hay gloria alguna en hacer cuentas y visitar clientes, algo tan distinto al periodismo de denuncia?, está el tema de que muchas veces, por proteger sus intereses, no pueden ser absolutamente libres al externar sus opiniones las personas que se dedican a la actividad empresarial, sobre todo si su tamaño es pequeño o mediano.

No es imposible crear una empresa mediática financiada solo por la gente, de tal modo de que no tenga compromisos con nadie. Pero debe ser muy difícil. Conozco solo un caso ?en España, no en México?, el del portal ElDiario.es de Ignacio Escolar. Se mantiene de aportaciones de los lectores y rechaza la publicidad. Pero, en nuestro país, ni la revista Proceso da la espalda a los acuerdos comerciales.

Desgraciadamente para Carmen Aristegui, si saliera de MVS su único destino sería crear una PYME y batallar muchísimo para superar los enormes obstáculos que enfrenta cualquier empresa en sus etapas iniciales.

Es una pena, pero no veo a ningún empresario de la radio contratándola. Algunos no la necesitan porque ya tienen a sus buenos conductores de noticias. Otros se resistirán a contratarla, pero no por crítica con el gobierno, que eso es lo más fácil de arreglar con un buen experto en relaciones públicas. Creo que pocos, o ningún empresario de la radio, buscará a la señora Aristegui porque ella no va a permitir que los propietarios de los medios se metan absolutamente para nada en sus programas. Y ya se sabe cómo son los dueños de cualquier cosa, señores feudales a los que nadie les impide nada.

Aunque ya no parece probable, deseo que Carmen Aristegui y MVS se arreglen. Y si no pueden, ojalá que la separación se dé, en los finiquitos económicos, con toda justicia para la periodista y su equipo. Sería una pena que esa relación terminara en los tribunales.