Dentro del grupo de obras y piezas que Beatriz Gutiérrez Müller ha solicitado a países europeos en nombre de su esposo, el presidente López Obrador, para ser exhibidas en la gran celebración del 2021 en México, no se registra la del conocido como Anónimo de Tlatelolco, Relación Anónima de Tlatelolco o Relación/Relato de la Conquista, documento datado en 1528 y que, de acuerdo especialistas como Ángel María Garibay, Miguel León Portilla y Eduardo Matos Moctezuma, significa el vestigio más antiguo inmediatamente posterior a la caída de México Tenochtitlan –sólo después de los Cantares de la Conquista o Cantos tristes, poemas de 1523 y 1524-, la “visión de conjunto más netamente indígena de la Conquista” (León Portilla, Visión de los vencidos). 

Testimonio asimismo de que hubo gente mexica que aprendió el latín y su grafía para expresarse antes de la llegada de Bernardino de Sahagún en 1529 y de la fundación del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco en 1533 -donde se enseñaba latín y otras materias “occidentales”-; para registrar los acontecimientos acaecidos entonces y, sobre todo, su propia visión y versión de la invasión, destrucción e imposición española. 

Se trata del texto 22 de Unos Anales Históricos de la Nación Mexicana, escrito en náhuatl por autores anónimos, localizado en la Biblioteca Nacional de París y que aprovechando la visita de la señora Gutiérrez Müller a dicha ciudad para inaugurar la exposición “Los Olmecas y las Culturas del Golfo de México” en el museo Quai Branly-Jacques Chirac, pudo haberse solicitado. Pero al parecer lo “olvidaron”. O quizá la brevedad de la obra o el hecho de que exista ya publicada tanto por la UNAM como por Conaculta en traducción del náhuatl a cargo de Ángel María Garibay, disuadieron la idea. 

No obstante, pese a su brevedad, esta versión –más que visión, en realidad, pues esta perspectiva tiene un sentido pasivo- condensa el periodo de poco más de dos años desde el avistamiento de los extranjeros en las costas mexicanas en 1519 hasta la caída de México-Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, la captura y tortura del último emperador mexicano que en realidad no era tenochca sino tlatelolca. Narra no sin asombro el periplo de la empresa de ambición de los españoles, el envío de obsequios a Cortés para ahuyentarlo, el encuentro primero con Moctezuma el 8 de noviembre de 1519, el asentamiento de los “visitantes” en el palacio de Axayácatl (sitio hoy del edificio del Monte de Piedad en el cual se han encontrado recientemente vestigios y por tanto dejarán una cámara de ese palacio original para su exhibición), la salida de Cortés a combatir a Pánfilo de Narváez y los enviados de Diego Velázquez, el gobernador de Cuba que lo consideraba un traidor, la matanza del Templo Mayor bajo la orden de Pedro de Alvarado, el regreso de Cortés y la batalla en que son expulsados los invasores en lo que absurdamente se conoce como “Noche triste” (30 de junio/01 de julio de 1520), el rodeo de los extranjeros durante un año para su recomposición y alianza con los enemigos de los aztecas, el asedio por 80 días, la derrota y expulsión de los tenochcas de Tenochtitlán, el refugio en Tlatelolco, la defensa de los tlatelolcas (acaso en nombre de la Triple Alianza) y al final, la destrucción de un mundo, una cultura; el asentamiento de Cortés en Coyoacán, la requisa del oro, el ultraje a las mujeres, la apropiación, la ambición sin límites…

Todo un compendio intenso y apasionante que al final de su lectura claramente deja la impresión de los extraordinarios acontecimientos acaecidos en ese tiempo. Documento que habría llegado a París una vez que los archivos de Lorenzo Boturini, quien construyó una Historia General de América Septentrional, fueron divididos entre Alemania, Francia y México (y algunos perdidos). 

Como una contribución del gobierno de la república, valdría la pena realizar una publicación especial de dicho documento esencial y fundamental para los mexicanos. Con letras grandes e ilustraciones, acaso por medio del Fondo de Cultura Económica bajo la dirección de Paco Ignacio Taibo II; algo semejante a la edición especial del Fondo del Pedro Páramo de Juan Rulfo en 1980. E imprimir 100 mil, 500 mil, un millón de ejemplares para venderse a bajo costo y aun obsequiarse. Esto, dada la importancia y el impulso que el presidente López Obrador está dando a los aniversarios 200 de la Independencia, 500 de la caída de México Tenochtitlan y los 700 de su fundación.

Mi videocolumna sobre el tema: