Difícil la situación para las personas que viven en los estados fronterizos de México. El caos social que vive Estados Unidos, principal foco de infección del nuevo coronavirus en el mundo, convierte el simple acto de ir de compras o de turismo al país norteamericano en un riesgo mortal.

Por otra parte, la alta carga viral en estados como California, Arizona y Texas, convierte las visitas de norteamericanos a nuestro país en un riesgo latente para todos.

Desde marzo, después de leer una enormidad de textos sobre lo ocurrido en China y posteriormente en Europa, que la frontera debió haberse cerrado completamente, con la excepción del transporte de carga. Esto no se hizo y las consecuencias, al menos en mi estado Baja California, fue una de las tasas de letalidad más altas en el país.

Es demasiado tarde para imponer medidas más estrictas y evitar las pérdidas humanas, pero lo que puede hacerse es planear la manera de reabrir la frontera de forma segura.

En mi opinión, es muy apresurado volver a abrir la frontera en lo que queda de este año. Trump intentará tener una vacuna lista para el 1 de noviembre, pero si tomamos como referencia los resultados que su administración ha dado en el manejo de la pandemia, esto no fructificará.

Esto repercutirá en el comercio entre ambos países, ya que se avecinan fechas de gran intercambio económico como el “Black Friday”, Navidad y Año Nuevo, pero lo más importante es salvar vidas humanas, no el dinero.

El presidente señaló que no podrá dar un dato exacto sobre una fecha para reabrir con "normalidad" el paso, aunque existe trabajo coordinado entre ambos países, a cargo de la cancillería.

Esperemos que no se tomen decisiones apresuradas y que la frontera permanezca cerrada a cruces "no esenciales" al menos hasta el primer trimestre del 2021.