Desacuerdo con el señor Bernardo Domínguez en cuanto se refiere a que él no considere a AMLO un líder que inspire y acompañe al pueblo de México, pues basando el criterio en hechos, en la era moderna no habíamos logrado el pueblo mexicano elegir a un presidente que inspire como él lo hace y que trabaje con honestidad e inteligencia para salvaguardar nuestros intereses. Independientemente de ello, ningún ser humano estará exento de cometer errores, pero la humildad va mancomunada a un gran líder y AMLO la posee, por lo que el reconocer y rectificar algún error le es totalmente natural a nuestro presidente. No obstante, señor Domínguez, considero su análisis respetable, pues no emana de vísceras con ese fétido tufo que mata la credibilidad, como lo hacen sus desacreditados colegas, siendo su derecho el oponerse o criticar con respeto las maneras en que nuestro presidente decide comportarse.

Le aseguro que el positivismo del líder tabasqueño hoy presidente de la república--quien lo conoce lo sabe--es un rasgo clásico de su personalidad sin el cual no hubiera logrado llegar a gobernar. Es decir, la perseverancia, la insistencia para seguir luchando, para permanecer en un camino plagado de difíciles obstáculos y guerra sucia de parte de quienes habían hecho de nuestro país un botín propio, tiene como raíz la certeza, el optimismo que da la alegría de por fin lograr implementar y compartir con el pueblo la imperturbable ideología solidaria democrática y auténticamente productiva que habrá de transformar a México.

Por lo que refiere a dicho a las horas en cadena nacional que debe invertir el presidente para hablarle a los ciudadanos, es de vital importancia para la democracia participativa, para nuestra maduración civil, que lo continúe haciendo. Aún más ahora en crisis de la pandemia mundial. Su única motivación es informarnos sobre los avances y progresos en los proyectos, aclarar noticias falsas o calumnias publicadas a diario, utilizando más horas para este propósito durante la emergencia sanitaria pues se requiere de puntualizar la información científica correcta para mantener a la población a salvo e informada de primera mano.

Igualmente, le es necesario al presidente refrescar la memoria histórica colectiva de quienes lo escuchan, para que se conozca, para que se recuerde y no se olvide, de dónde y cómo se dieron las patologías gubernamentales que habíamos venido padeciendo para que no vuelvan a repetirse. Además, que, por ser optimista por naturaleza nuestro líder dirigente, no importa cuán difícil sea la situación que viva la nación, él siempre tenderá a levantar el ánimo del pueblo, a darle la esperanza, a infundirle la confianza de que se trabaja con ciencia y profesionalidad para solucionar los retos que tenemos enfrente y juntos lograr dominar cualquier situación difícil que se presente con el ímpetu de generar las acciones precisas y adecuadas para salir adelante.

Ese optimismo es verdadero, no falso, la respuesta del gobierno en esta crisis ha sido satisfactoria y el pueblo necesita ser animado por quien guía sus destinos. Esa declarada confrontación contra AMLO/gobierno de la que habla usted y que no cesa, proviene de un sector mínimo de la población. No es el presidente sino ese sector quien necesita caer en cuenta de ello, porque la supuesta “percepción” que este grupo de choque ha intentado crear de que “México está al borde del abismo” no ha proliferado, no ha tenido oídos ni con las mayorías, ni con los emprendedores mexicanos, ni con los extranjeros: México sigue y seguirá siendo tierra de oportunidades para los inversionistas y esa solaz “percepción” solamente se da entre ese mismo sector que produjo esa falsa idea en la que tanto se regodean. Recuerde que medios opositores buscarán la forma de coartar la transformación nacional con falsedades y viven de regodearse en sus falsas producciones, en su mismo fango, pero no hay que caer en esa trampa porque no hay tal, y éste es el verdadero “problema de fondo” del que usted habla, que en realidad no hace mella a la nación, ni la divide como tanto pregonan o desean, más que solamente en las mentes de los adversarios que se oponen al verdadero progreso del pueblo y que son los únicos que promueven esa supuesta división.