Nuevamente el canciller Marcelo Ebrard es el encargado de sacar las “papas del fuego”, tal y como lo ha venido haciendo desde que nuestro compañero, presidente, camarada y líder espiritual era jefe de Gobierno.

 

La rectificación tardía

Para nadie es un secreto que AMLO reaccionó muy tarde ante la emergencia sanitaria y tomó las cosas muy a la ligera, a pesar de las recomendaciones del Consejo Nacional de Salubridad y de las instrucciones que daba el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell.

Al principio AMLO, siguiendo los pasos de su homólogo populista Donald Trump, desestimó la emergencia como una exageración de “sus adversarios”.

Pedía abrazos, mantenía sus actos multitudinarios y retaba al mundo, como lo hizo en su gira por Guerrero, besando a los niños.

 

La prudencia en otra parte

Al contrario de lo que hacía AMLO, algunos gobernadores decidieron, no sólo seguir estrictamente las recomendaciones que daba López Gatell en su conferencia diaria de las 7 de la noche, sino que muchos de ellos,fueron más allá y, en el marco de sus atribuciones, implementaron tanto acciones sanitarias, como económicas y sociales.

Lo lamentable es que aún no cede en el tema económico, como si se tratase de una tragicomedia, nuestra esperanza está en que, al compañero-bombero Ebrard, también lo inviten a entrarle al tema económico donde, como lo dice Jonathan Heath, vamos derechito a una “pandemia económica” si no se hace algo y pronto.

 

Estados en rebeldía

Por ejemplo, estados como Yucatán, Sonora, Colima e incluso la ciudad de México, fueron los primeros en tomar medidas importantes como dar estímulos fiscales, restringir la venta de bebidas alcohólicas, cancelar eventos masivos y declarar el estado de emergencia.

También hubo otros estados que, sin declarar la emergencia sanitaria, decretaron medidas como estímulos fiscales y apoyos económicos (Aguascalientes, Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo y Zacatecas).

Incluso los gobernadores de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas se reunieron para tomar medidas conjuntas ante la emergencia. Lo curioso es que estos tres gobernadores tienen filiaciones políticas distintas, un independiente, uno del PRI y otro del PAN.

En otras palabras, los mandatarios estatales han rebasado por mucho a las acciones del presidente, incluyendo, y esto hay que subrayarlo, la misma jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Tan fue así que los estrategas de AMLO se percataron y esta semana llamaron al “bombero” de siempre para hacer el rescate. Marcelo Ebrard tuvo que salir al quite y ser él quien el pasado lunes hiciera la declaratoria oficial de “Emergencia Sanitaria”.

Luego, el martes, el mismo Ebrard fue quien reunió por videoconferencia a los 32 mandatarios locales, con lo que logró generar la unidad que se requiere para enfrentar este grave problema del coronavirus. Brilló por su ausencia una vez más, la secretaria de Gobernación, cuya participación se limita a salir “en la foto” en algunas conferencias.

 

¿Rectificará en lo económico?

Si bien AMLO ya recapacitó en términos del coronavirus y atendió (a medias) las recomendaciones sanitarias, en lo que parece no haber señales de recapacitación es en la política económica, donde las cosas se empiezan a poner muy mal.

Durante la mañanera, AMLO volvió a dar muestras de que ahora va en contra de la autonomía del Banco de México y de que quiere hacer uso personal de las reservas monetarias que administra el banco central para utilizarlas en sus programas clientelares que llama “de bienestar”.

La preocupación empieza a ser muy notoria, la semana pasada tanto Moody´s como JP Morgan bajaron la calificación de Pemex y la estimación de crecimiento la pusieron en menos 7%. El 31 de marzo, el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas (donde por cierto, por mucho tiempo fue colaborador nuestro gran compañero Álvaro Ancona que se encuentra muy mal de salud), presentó un análisis en el que aseguran que la recuperación de la economía mexicana derivada de la pandemia del coronavirus podría tardar hasta cuatro años, esto dependiendo de los programas de estímulos económicos y la confianza de los inversionistas, su estimación es que la economía mexicana podría caer 3.5% este año.

Lo peor del pronóstico es que un respetado economista que fue propuesto por AMLO como vicegobernador del Banco de México, Jonathan Heath, expresó su preocupación para México: “El indicador del IMEF no manufacturero registró en marzo una caída de 9.2 puntos para ubicarse en 39.4 puntos. Esta fue la máxima contracción mensual y el nivel mínimo desde que existe el indicador en 2005. Y concluye: “Los resultados del Indicador IMEF en marzo anticipan la “recesión pandémica”.

Nos va a tocar abrocharnos los cinturones de seguridad si esto no cambia, si AMLO no da vuelta a su faraónica obra de la refinería de Dos Bocas, al Tren Maya y al Aeropuerto de Santa Lucia y si sigue deteniendo el Plan de Inversión energética que permita la llegada de capitales nacionales y extranjeros.

Aunque aparentemente la 4T cambió el rumbo del objetivo planteado desde la campaña acerca de un nuevo régimen, hay que decirlo, lo hizo a medias, y con el tema del coronavirus pareciera que es un presidente de ornato, como si fuese una monarquía, donde quien toma las decisiones es el Primer Ministro y no el Rey.