Quizá lo mejor que podía haber ocurrido al actual régimen en el caso Salvador Cienfuegos, era que el General hubiese optado por solicitar asilo político en los Estados Unidos de América y permanecer en el vecino país durante algunos meses. Pero no fue así; está de regreso y pareciere que ni el contexto ni el panorama lucen favorables para el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien las autoridades de justicia del país de las barras y las estrellas le han entregado una papa caliente de la que difícilmente saldrá bien librado; tanto si procede a enjuiciar a quien fuera titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) porque cargará con el desprecio y se echará como enemigo a las Fuerzas Castrenses; como si lo deja libre porque entonces se hablará de un nuevo acto de impunidad y de perdón de su parte, algo similar a lo sucedido en el caso del narcotraficante Ovidio Guzmán, y el costo político puede ser muy alto.

Lo anterior, sin menoscabo de conocer en qué ánimo retornará el ex secretario de la Defensa Nacional a nuestro país después de la humillación al ser detenido en un aeropuerto de Los Ángeles California cuando planeaba vacacionar con su familia, y haber sido exhibido en todo el mundo como un vulgar delincuente.

Con este precedente, habría que esperar una reacción furibunda del general frente a un gobierno que no lo protegió, y que su primera reacción al conocerse la detención fue señalarlo como delincuente permitiendo además fuera expuesto como un criminal.

En la memoria de Cienfuegos y de los militares debe estar muy presente que horas después del arresto, López Obrador ofreció "una limpia" al interior de su gobierno para suspender a aquellos oficiales que tuvieran relación con las acusaciones que había en contra de Salvador Cienfuegos.

"Vamos a esperar el resultado de la investigación, pero el sólo señalamiento de funcionarios, aun sin concluir el proceso, ya va a implicar el retiro de sus cargos. Así actuamos en el caso de García Luna y así vamos a actuar en este caso", expresó el presidente sin siquiera otorgar el beneficio de la duda, aunque días después cambió el discurso y dijo que esperaría a que concluyera el juicio.

Quizá nunca sepamos la verdad en cuanto a si el gobierno de López Obrador estuvo enterado de la investigación que la Administración de Control de Drogas DEA (por sus siglas en inglés) llevaba en contra de Cienfuegos, toda vez que ha habido contradicciones; el propio presidente dijo que no sabía, después que sí y no existe claridad en el tema.

No obstante, lo que habremos de preguntarnos es qué hubo detrás de esta inusitada acción del gobierno estadounidense para entregar a una persona que estaba enfrentando un proceso jurídico en una corte de Nueva York.

Evidentemente, después de que hoy se llevará a cabo la segunda y al parecer última audiencia de Cienfuegos en aquella Corte, sabemos que la jueza Carol Bagley Amon desestimó los cuatro cargos por narcotráfico y lavado de dinero que se le imputaron al general Cienfuegos, a petición de El Departamento de Justicia de EEUU y la Fiscalía General de la República, argumentando razones de política exterior para que pudiera ser investigado y, en su caso, procesado con las leyes mexicanas.

En esta última audiencia en EEUU, la jueza Carol Amon se aseguró que la decisión de no juzgar al secretario de la Defensa de México procediera del más alto nivel del Departamento de Justicia estadounidense.

“Según tengo entendido, esta decisión de solicitar el despido fue tomada al más alto nivel del gobierno, por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. [...] Aunque estos son cargos muy graves contra una figura muy significativa, no tengo ninguna razón para dudar de la determinación del gobierno y de que en México las autoridades judiciales continúen con la investigación y el posible procesamiento de este acusado. No hay indicios de que en esta solicitud se esté haciendo de mala fe o de que vaya en contra del interés público, por lo que otorgaré la solicitud”, concluyó la jueza.

Las pruebas contra el general ya le fueron entregadas a México para apoyar las investigaciones que se realicen en este país y se conoce que estas incluyen miles de mensajes intercambiados entre Cienfuegos e integrantes del grupo criminal Cártel H-2, que operaba como una escisión de la organización de los Beltrán Leyva, en la costa norte del Pacífico en México.

En tanto, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, aseguró esta mañana ante la prensa que Cienfuegos será repatriado a México en calidad de “ciudadano en libertad”. También señaló que no existe alguna orden de aprehensión en su contra toda vez que hace apenas pocos días se recibieron las carpetas de investigación del Departamento de Justicia del país vecino y en su momento la FGR será la encargada de determinar si se lleva a cabo un proceso en su contra.

En este punto, podemos interpretar que de parte del gobierno mexicano no existe voluntad de iniciar un proceso para enjuiciar al General, -que valga mencionarlo, no sería la Corte militar la que lo llevaría-, pues al contar con evidencia sólida que entregó la DEA habría condiciones para librar una orden de aprehensión y tenerla lista para el momento que el general pise suelo mexicano, pero no será así.

Quedan todavía muchas dudas por disipar;

Porqué el Departamento de Justicia de Estados Unidos accede a entregar al ex titular de la SEDENA?

Mike Vigil, ex jefe de operaciones internacionales de la DEA, expresó que “no es más que un regalo” del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, porque éste se ha negado a reconocer el triunfo de Biden. “Es desalentador” y “decepcionante”, dijo.

Otra hipótesis sería que el general Salvador Cienfuegos posee información que podría perjudicar tanto al gobierno de Trump como al de AMLO y al quedar la presidencia de EEUU en manos de Joe Biden les podría representar una amenaza, aunque es de esperar que una vez en funciones el Demócrata ordene una investigación y se conozca qué derivó la decisión de entregar a Cienfuegos.

Tampoco se descarta una enérgica presión de los militares a López Obrador y que en esa inercia de estarse haciendo favores, López haya pedido uno más al polémico mandatario, antes de tener como enemigos a quienes ha otorgado mayor poder y encargado la seguridad pública del país, la construcción de sus grandes obras del sexenio, la construcción de sucursales del Banco del Bienestar, apoyo en programas sociales, y la contención de los migrantes, entre otros.

Lo cierto es que haya sido por un pago de favores entre los dos mandatarios, la acción de Trump en liberar a Cienfuegos se equipara al acto de AMLO al dejar libre a Ovidio, el hijo de El Chapo Guzmán, ambos con orden de aprehensión, con orden de vinculación, sujetos a un procedimiento y liberados sin sustento jurídico. Un acto que en su momento Joe Biden ordenará investigar y quizá entonces conozcamos la verdad.

Por ahora, El General Cienfuegos, pisará suelo mexicano como Pedro por su casa, sin que nadie lo persiga, sin cargos y tan limpio como salió de este país el 15 de octubre pasado.

En cuanto a lo que vendrá, ya veremos qué rol decide jugar el presidente López; perdonar y olvidar como en el caso Ovidio y Emilio Lozoya aunque le signifique un costo político; iniciar un juicio que le gane credibilidad ante la gente aún echándose en contra a la Fuerzas Castrenses; o jugar su juego favorito y usar el caso como distractor y montar un circo para seguir teniendo de qué hablar en “las mañaneras” como lo ha hecho con los temas de Genaro García Luna, Emilio Lozoya, y hasta el avión, aunque al final no pase nada. Ya lo veremos.