El texto en el Reforma

Hoy, José Antonio El Diablo Fernández Carbajal, presidente del Consejo del Tecnológico de Monterrey, y Salvador Alva, presidente del Tecnológico de Monterrey, publican un artículo en el rotativo Reforma al respecto de su reciente libro intitulado: “Un México Posible: una visión disruptiva para transformar a México".

Los autores inician su columna presentando un resumen de la situación del mundo actual y describiendo el lugar que ocupa México en el mismo. Señalan que nuestro país no destaca en los indicadores requeridos para competir a nivel global.

Describen en qué consiste su reciente publicación “Un México Posible” e indican que se trata de una reflexión para un México más justo, que ofrezca oportunidades para todos, donde el destino personal no se defina por la posición o situación en la que nacemos. 

Adicionalmente, señalan que existen tres factores de éxito que caracterizan a los países que hoy se encuentran en la vanguardia: A) visión y objetivos muy claros; B) gobierno eficaz, con la posibilidad de romper barreras para generar los cambios necesarios; C) cultura honorable, dinámica y colaborativa que permea a toda la sociedad.

 

La transformación educativa

Los autores sin duda aciertan en señalar que el país debe apostarle a la transformación educativa para realmente posicionar a México en el mundo. 

Esa es la tendencia que buscan América Latina, EEUU y Europa desde hace décadas. Pero, por lo mismo, el TEC no descubre / presenta una idea nueva. Desgraciadamente, es típico de grandes “empresas” mexicanas anunciar como algo novedoso lo que ya se hace o es común en otros sitios. Si acaso, lo diferente, es el llamado a hacer esa transformación desde la “iniciativa privada” y dando por descontado al gobierno mexicano (reduciendo su función al mínimo en todos sus niveles).

Ahora, es cierto: tender hacia una verdadera transformación educativa significa exactamente eso que están describiendo en el texto, esto es, apostarle más a las tecnologías digitales. Es indispensable brindar una educación digital, tecnológica, que permita la investigación.

Pero también implica: apostarle a la formación de ciudadanos independientes, entre otras cosas para que, precisamente, no nos mangoneeo o ningunee ni EEUU, ni ningún otro país.

Apostarle a cambiar el modelo educativo y enfocarlo a nuevas formas de generar conocimientos, en la cual todas y todos, desde la niñez, aprendan a aprender, a investigar, a cuestionar.

Apostarle a defender nuestra forma de ser con argumentos, no en base de reacciones no racionalizadas.

Apostarle a crear una cultura de meritocracia, de inclusión y de igualdad. 

Apostarle a que en México haya cada vez más personas que puedan opinar;si bien eso pueda tener su lado contraproducente, pues significa también que cada vez hay más gente que sabe/puede pedir, pero no necesariamente sabe dar o cumplir...

 

Los liderazgos y los protagonismos 

¿Quién debe realizar la transición social? Esto es, ¿el que haya más personas que puedan contribuir a la riqueza del país?

No cabe duda, el TEC (y el grupo económico que está detrás) busca erigirse como el líder —y al que habrá que reconocerle y agradecerle— esa transformación. Se nos olvida que son empresarios, antes que cualquier otra cosa, y que, al enarbolar esta bandera, en el fondo están arreciando la inequidad/desigualdad que dicen combatir. ¿O acaso no es el TEC relativamente exclusivo? ¿No está enfocado a un sector de la población de por sí favorecido? ¿Van a hacer del ITESM una institución que se rija absolutamente por los criterios del mérito y la democracia? Lo dudo mucho. 

Adicionalmente, se adjudican esa deseada transformación, cuando que para que en verdad se dé en cada rincón del país, requiere que todas las instituciones de educación superior (y todos los ámbitos y niveles educativos) estén involucradas en igualdad de condiciones. No solo una; no solo un puñado.

Así, el artículo sugiere que no debía ser el Estado, sino la iniciativa privada (concretamente el TEC y, si acaso, Monterrey) quienes lideren esa transformación.

Tristemente, no acabamos de darnos cuenta que no es el país/las instituciones las que van a transformar a la sociedad, sino la sociedad civil organizada la que podría/debiera transformar a su país. 

Y eso sí sería algo digno de festinar. 

 

Posdatas

1. Olvidan los autores que “el movimiento se demuestra andando”. Siguen sin asumir su responsabilidad (culpa) al respecto del estado de sus instalaciones en el sur de la Cd. de México evidenciadas con el terremoto del 19S. Hablar de una ciudadanía responsable, requiere demostrarlo.

2. Los autores caen en la falacia de hablar de México como un país joven, cuando que estamos ya en “la cola” de mayor porcentaje de jóvenes por adultos mayores. Esto es, ese bono poblacional del que tanto se habla está a punto de terminarse. Eso es algo que considerar, y mucho muy seriamente.

3. Si bien el Tec tiene diferentes universidades dependiendo del nivel económico, ni con todos sus campus ni con 75 años de trabajo lo han logrado solos.