El fin del sexenio de Calderón está a solo nueve meses de distancia. El primero de Diciembre de 2012 habrá otro presidente en México y una nueva época (buena o mala) comenzara en el país.
A nueve meses del final, en lugar de tratar de hacer una revisión sobre los modestos resultados del sexenio calderonista y los sangrientos efectos de su política de seguridad, me doy a la tarea de proponer dos acciones que el que el presidente Calderón podría impulsar en la búsqueda de llevar nuestra incipiente democracia a un nivel de madurez más avanzado. Dichas acciones,
si bien no limpiarían la sangrienta historia de su sexenio dignificarían un poco su contribución para crear un México mejor.
Se trata de impulsar la reelección de legisladores y presidentes municipales, y de licitar al menos una tercera cadena de televisión. Ambas acciones impulsarían una nueva era de la democracia mexicana, con medios de comunicación más imparciales y menos chantajistas, y mejores políticos mayor participación ciudadana y menos apatía.
Una tercera cadena de televisión tendría dos efectos inmediatos: mayor competencia y por tanto mejor calidad de los contenidos; y, más importante aún, quitaría poder a Televisa y TV Azteca quienes hasta ahora han tenido el poder de chantajear políticos y golpear mediáticamente a empresarios cuando sus intereses monopólicos se ven en peligro.
Una tercera cadena fortalecería la democracia mexicana. En México, la televisión es el medio por el que más del 90% de la población se informa por ello es necesario abrir más espacios que funjan como contrapeso a Televisa y TV Azteca. Además de ser una nueva fuente de información, una tercera cadena contribuiría a elevar la calidad de los contenidos, los cuales francamente son deplorables.
Impulsar la reelección de legisladores y presidentes municipales sería el mejor legado de Calderón. Una reforma política que permita a los ciudadanos tener la opción de premiar a
sus congresistas y presidentes municipales (reeligiéndolos por un periodo más para legislar/gobernar) o castigarlos, no votando por ellos en las próximas elecciones. Los beneficios de la reelección son muchos: evitaría el voto en bloque en el congreso incentivándolos a votar por lo que conviene a sus electores; permitiría a los presidentes municipales encabezar proyectos de largo plazo y crearía incentivos a entregar resultados que impacto directamente a los gobernados; sacaría del congreso a diputados como Jorge Kahwagi, Jorge Emilio Fernández y Emilio Gamboa; y impulsaría la urgente necesidad de que los diputados, senadores y presidentes municipales escuchen a los ciudadanos y no a los presidentes de sus partidos o coordinadores de bancada.
Son dos acciones que están en manos de Calderón, son nueve meses para promoverlas, una más fácil que otra. Ambas urgentes para nuestra incipiente democracia. Desde el punto de vista político, ambas le beneficiarían. Por un lado, gente cada vez es más consciente de penosa calidad de nuestra televisión y su deseo de poder político; por el otro, los ciudadanos expresan todos los días la necesidad de ser escuchados por gobernantes que no tienen oídos más que para recibir instrucciones de lo alto en la búsqueda de conseguir un hueso
el trienio siguiente. Al tiempo.