Tras recorrer la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, con el propósito de escribír una crónica para SDP Noticias, sentí la necesidad de equilibrar un poco las cosas y visitar el lugar en donde residía hasta el día del magnicidio la persona señalada como autora material e intelectual del crimen, Mario Aburto Martínez.
Revisando documentos relevantes del caso, la mayoría disponibles en Internet, encontré que el domicilio de Aburto hace 20 años era el siguiente: Santa Rosalía 20150, Colonia Buenos Aires Sur. Por motivos de trabajo estoy familiarizado con esa zona de Tijuana, pero jamás me había adentrado en esa colonia, ni en esas calles.
Tras dar con el dirección, la historia fue un tanto similar a la de mi visita a Lomas Taurinas. La Buenos Aires Sur es una zona marginada, más marginada incluso que la colonia en donde se le dio muerte a Colosio. Dar con una dirección es difícil. Avenidas sin pavimentar, basura y falta de nombres en la mayoría de las calles son prácticamente la regla, con la excepción de una vía en donde un alma caritativa y visionaria tuvo a bien colocar letreros, hechos y pintados a mano, con las nomenclaturas correspondientes.
Una vez localizada la calle, dar con el domicilio en donde Mario Aburto residió hace dos décadas fue relativamente fácil. La calle Santa Rosalía, en donde hace más de 20 años Aburto se reunía a “dar el rol” con sus amigos, no está pavimentada y luce llena de desperdicios. Justo enfrente de la casa del asesino que declarara al diario Zeta que por “accidente” mató a Colosio un perro, sarnoso y en los huesos, hurga entre la basura.
La construcción de dos pisos en donde vivía la familia del michocacano luce abandonada. Cada vez son menos las personas que aún residen en la zona que llegaron a conocer o a convivir con Mario Aburto. Las nuevas generaciones olvidaron, o desconocen, quién fue Luis Donaldo Colosio. También desconocen quién fue su asesino. Quizá para el treinta aniversario del asesinato, Aburto no será ni siquiera una mala memoria entre los residentes del lugar, apenas un fantasma.
La persona que me acompaña señala que la casa de dos plantas le parece “siniestra”. Puede ser simple sugestión, pero llego a concordar con su idea.
Tomo un par de fotos para esta columna y mientras tanto pienso que en este lugar fue en donde hasta la mañana de aquel 23 de marzo de 1994, residió Mario Aburto, el “asesino solitario” de Colosio.