Estamos viviendo una época en la que la noticia de un animal mutilado tiene mayor impacto que el de una niña de 9 años se encuentre gestante por culpa de una violación, o que grandes organizaciones internacionales rescaten animales de granja que son reproducidos para consumo humano, con la bandera de que son sobreexplotados, pero que hagan caso omiso de niños utilizados para el comercio sexual.

En nuestro país, 20 mil niños y niñas son víctimas de explotación sexual anualmente, en muchos de los casos, los mismos miembros de la familia son los que prostituyen a los infantes. Pareciera que entre más crisis económica y social existiera, se normalizara la trata de personas y de infantes.

La impunidad, la corrupción, el desempleo, la migración, el hambre, la pobreza, la falta de verdaderas políticas públicas y no sólo asistencialismo y la falta de valores han contribuido a que los menores vivan en un clima de violencia normalizada. Todos los días asesinan a 3.2 menores, y no son datos inventados, son cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), cómo es posible que en el primer trimestre de 2019 hayan ocurrido 285 homicidios dolosos contra la población de cero a 17 años.

Y sumado a esta violencia, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), México y Estados Unidos son los sitios con mayor flujo de tráfico por trata de personas procedentes de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, además de ser los principales sitios de consumo de infantes explotados sexualmente, entonces estamos hablando de que la descomposición social sobrepasa cualquier intento de proteger a los menores en este país.

La falta de respeto que existe hacia los infantes es parte del nivel cultural, la violencia que viven ha sido uno de los principales motivos para que México sea consumidor de bebés, niños y niñas como esclavos sexuales y las cifras no mienten, simplemente es aceptado socialmente que más de 6.6 millones de menores entre los 12 y 17 años estén casadas y que sigan intercambiando a las niñas por un cartón de cervezas o por un chivo en muchas comunidades de Oaxaca y Veracruz.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) informa que México ocupa el primer lugar de violencia física, abuso sexual y homicidios entre menores de 14 años y que siete de cada 10 niños y niñas son víctimas de algún tipo de violencia, como castigo físico, acoso escolar, abuso, explotación y violencia intrafamiliar o social, entonces de ¿qué sirve nuestro presunto desarrollo, sí normalizamos que el futuro de nuestro país, los niños, ¿sean humillados y explotados?

La violencia crece cada día, y si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene una proyección de que disminuirá hasta el 2024, quisiera saber qué pasará con todos los que habitamos el territorio mexicano.

Los feminicidios contra niñas y adolescentes también han incrementaron, 2015 se contabilizaron 50 casos y en 2018 fueron 86.

Es urgente que se fortalezca la protección hacia los infantes, que tengan educación de calidad y que los maestros de la CNTE entren en cordura y que mejor se pongan a trabajar, el país está más preocupado por las reformas laboral y educativa, porque los ministros declararán inconstitucional la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos; por un aeropuerto que parece de juguete, en donde le salen cerros que nadie había visto y un tren Maya que podría significar desarrollo, pero que pareciera que también fuera un proyecto de compadrazgos y de errores técnicos, porque el costo para sus estudios se incrementó más del 700%, de verdad de qué sirve que busquen un bienestar si la niñez es olvidada y todo se queda en simples intenciones de progreso.