Soy hijo de un abogado y académico universitario jubilado y de un ama de casa trabajadora e independiente; desde muy joven, por necesidad y placer, comencé a trabajar en el servicio público; a los 20 años, siendo aún estudiante en la Facultad de Derecho de la UNAM, obtuve un cargo en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, se llamaba Técnico Superior, que no era más que el lugar base en el organigrama de la institución; pero los que estamos hechos en la cultura del esfuerzo, lo decimos con orgullo, yo si empecé desde abajo.

En ese mi primer contacto con trabajo público, comencé a tener esa gran pasión por servir a los demás, decidí que tenía que ampliar más mi ayuda a pesar de tener poco, quise compartir mi reducido salario y escaso tiempo libre, por lo que me sumé al altruismo social, rescatando a niños en condición de calle, este año cumplí 24 años haciéndolo.

Cómo muchos mexicanos, siempre estudié y trabajé para salir adelante, formé parte de la primera generación del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) investigando a los malos servidores públicos, no desde mi escritorio, sino en campo, viajé a todo el país, cientos de ellos fueron procesados y sancionados; me capacitó la Policía Nacional Francesa en técnicas de investigación e inteligencia.

Hice de mi labor una pasión, continúe en órganos de investigación penal en materia local y federal; para enfrentarse contra los delincuentes se requiere madurez, fortaleza, honestidad, conocimiento, visión, paciencia y valentía, incluso he arriesgado mi vida confrontando a quienes prefieren vivir en el mundo de la ilicitud.

Como parte de mi formación, decidí incursionar en el ámbito privado; de igual forma, comencé desde abajo hasta lograr ser Director Jurídico de empresas mexicanas y trasnacionales, ya con mi licenciatura adquirida también paralelamente constituí mi propio bufete de abogados, desde abajo, independizándome en el ejercicio de mi profesión.

Cumplí también otra aspiración, devolver a mi Facultad de Derecho de la UNAM lo mucho que me ha dado, incursioné entonces en la docencia, y hasta ahora llevo 10 años impartiendo la clase de Teoría del Delito y la Ley Penal, (entre otras) actividad de la nunca me separaré hasta que la salud y la vida me lo permitan.

En el ámbito legislativo local, trabajé más de 3 años ininterrumpidos, mi perfil apartidista y la sensibilidad social y ciudadana que nos da la UNAM, me permitió tener contacto y sinergia con todas las ideologías representadas, además de tener estrecha relación con organizaciones de la sociedad civil y vecinos.

Desde el 2016 me he concentrado en el litigio y la academia, por convicción y congruencia evité tener nexos con el servicio público y privado, mi intención: contender por la primera Fiscalía Anticorrupción para el país.

Ya hemos leído mucho acerca de todo lo que la corrupción causa como resultado a la sociedad, lo que daña al país, lo que lastima a nuestra dignidad mexicana; el golpe a nuestro prestigio nacional sólo se puede revertir con la solidaridad de todos, como nos hemos unido en las terribles tragedias causadas por la naturaleza, reconstruir desde abajo.