Se está desmadejando la verdad. Se está rompiendo el pacto histórico entre Estado y Narco. Si los individuos dedicados al comercio ilegal de productos prohibidos han desplegado información pública para dar detalles de donde yacen los restos de los 43 jóvenes estudiantes desaparecidos en Iguala y esto resultara verdadero, es porque ese pacto de silencio, de solape perpetrado por gobiernos anteriores hoy no existe. Si habrán de continuar con su negocio estos comerciantes fuera de la ley, lo harán pronto dentro de ella, con ordenamiento, con reglamentación, con vigilancia de cumplimiento, y aunque no acabará del todo con el mercado negro, si lo disminuirá considerablemente, así mismo los estragos que causa en la población.

 Este sabemos es asunto pendiente que se encamina y se espera se concretará al mando de la señora secretaria de gobernación, Olga Sánchez, quien impulsa la aplicación de la lógica hacia una solución legislativa al respecto, a favor de aportar para la seguridad nacional, cooperar para el bienestar ciudadano con la fiscalización de recursos, como ya se hizo en otros países y en cantidad de estados autónomos en Estados Unidos. Independientemente de lo antes escrito, se ha creado por vez primera el pacto entre Pueblo y Estado, continuará el impacto positivo de este compromiso, no hay quien lo detenga, cuando ya no se calla a nadie, ya no se actúa en lo oscurito bajo la mesa. El jefe del ejecutivo dirige esta apertura, esta liberación de la auténtica libertad, valga la redundancia, todo ciudadano posee el derecho de expresarse para aportar hechos conocidos por ellos o ellas que influyan para promover el bien de la justicia. Se ofrece apoyo, protección, a quien posea y desee dar información sobre ilegalidades, corrupciones o crímenes de Estado que estén siendo investigados, o no lo hayan sido, ¡tantos de ellos a los que se les dio “carpetazo” en el México de ayer! Incluso se recorta tramo a sentencias a juzgados culpables de delitos, si conceden frente a la ley su comprobado conocimiento de contubernios o ejecuciones de procedimientos delincuenciales.

 La honestidad se convierte en moneda de cambio, un gran valor, una útil virtud en el camino de la transformación de nuestra amada nación, que poco a poco, pero sin tregua se está cuajando, a pesar de los pesares de quién no quiera participar, pues aunque no consideren ser partícipes, la inercia los habrá de absorber, les irá atrayendo sin remedio hacia la vorágine de nuestro anhelado renacimiento.